Con 120 votos a favor, cero en contra y dos abstinencias, el Pleno del Senado aprobó la Reforma Laboral, que promueve la democracia sindical y crea los juzgados laborales, creando así las bases para un nuevo sistema de justicia laboral y fija reglas para que los sindicatos elijan libremente a sus líderes sindicales.
“La libertad sindical implica la posibilidad de pertenecer a un sindicato, pero también la posibilidad de no pertenecer a ningún sindicato. La libertad implica también la posibilidad de pagar cuotas, pero también el derecho de no pagarlas, si así lo deciden los trabajadores”, expuso la senadora del PAN, Kenia López Rabadán.
Al plantearse que las cuotas sindicales deben ser voluntarias y no obligatorias, y que los patrones no pueden descontar directamente de la nómina las aportaciones de los trabajadores a los sindicatos, se frena el Outsourcing.
La normatividad aprobada, establece que los tribunales laborales dependerán del Poder Judicial, por lo que desaparecen las juntas federales y locales de Conciliación y Arbitraje, órganos tripartitas, entre la Secretaría del Trabajo, la patronal y los sindicatos, que dirimían huelgas y controversias laborales, dando paso al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, donde las demandas serán tratadas en tribunales del Poder Judicial y todos los contratos colectivos serán depositados en ese organismo.
Por otra parte, se elimina el voto a mano alzada para elección de líderes sindicales, y se instauran mecanismos para garantizar que los trabajadores sean realmente representados por los sindicatos, lo que frenaría los sindicatos » blancos» o de protección patronal.
También se incluyen garantías al trabajador desde lo individual para hacer valer sus derechos laborales y de esta manera nadie puede ser sujeto a represalias ni ser obligado a formar parte de un sindicato, federación o confederación.