El Gobierno de EE.UU. sancionó este jueves a dos compañías y 45 individuos iraníes a los que acusa de haber llevado a cabo ciberataques, además de dos empresas y una persona relacionada con el grupo chií libanés Hizbulá por presuntamente ayudar a ocultar las actividades económicas de la organización.

El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, explicó en un comunicado que los sancionados iraníes son el grupo Advanced Persistent Threat 39, 45 personas vinculadas a él y la empresa pantalla Rana Intelligence Company.

«Juntos estos grupos e individuos atacaron a al menos quince países en Oriente Medio y el Norte de África, así como a cientos de individuos y entidades en otros 30 países en África, Asia, Europa y Norteamérica», dijo Pompeo.

El titular de Exteriores afirmó que Rana Intelligence Company actuó en nombre del Ministerio de Inteligencia y Seguridad iraní para usar «herramientas de ciberataques maliciosos» para presuntamente atacar y vigilar a ciudadanos de Irán, sobre todo a disidentes, periodistas, exfuncionarios, refugiados, universitarios y empleados de organizaciones no gubernamentales internacionales, entre otros.

Pompeo aseguró que «algunos de estos individuos fueron sujetos a arrestos e intimidación física y psicológica» por el ministerio.

Por su parte, el Departamento del Tesoro de EE.UU. detalló en otro comunicado que los 45 iraníes sancionados «sirvieron en distintas capacidades cuando estuvieron empleados por Rana, como jefes, programadores y expertos en hackeo«.

«Estos individuos proporcionaron apoyo en las intrusiones continuas de MOIS (siglas en inglés de Ministerio de Inteligencia y Seguridad iraní) que atacaron redes de negocios internacionales, instituciones, aerolíneas y otros blancos«, agregó el Tesoro.

Por otro lado, Pompeo informó de la imposición de sanciones a las empresas Arch Consulting y Meamar Construction, relacionadas con Hizbulá, y a un responsable del grupo libanés, Sultán Jalifa Asad.

Según el secretario de Estado, esas dos firmas «están subordinadas al Consejo Ejecutivo de Hizbulá, y Hizbulá las ha utilizado para esconder su actividad económica y evadir las sanciones de EE.UU».

De acuerdo a Pompeo, la organización chií presuntamente colaboró con el exministro de Transportes Yusuf Fenianos, recientemente sancionado por Washington por supuestamente usar el puesto para suministrar respaldo a la organización, con el fin de «garantizar que Arch y Meamar ganaran contratos por millones de dólares, y las compañías enviaron una porción de dichos fondos al Consejo Ejecutivo de Hizbulá».

Pompeo destacó que Asad supervisa las actividades de Arch, Meamar y de otras compañías de Hizbulá desde su cargo en el Consejo Ejecutivo de la organización, «donde ayuda a administrar los asuntos municipales del grupo».

El jefe de la diplomacia de EE.UU. subrayó que «esta argucia, que implica a líderes políticos que dirigieron contratos a aliados políticos mientras se enriquecían, es exactamente el tipo de corrupción contra la que el pueblo libanés está protestando«.

«El pueblo libanés se merece algo mejor -siguió-, y EE.UU. continuará apoyando sus llamamientos para poner fin a la corrupción y para una gobernanza más responsable«.