Estaba recordando hace poco los comentarios que me hicieron dos personas acerca de su vida como hijos de mamás que prácticamente eran solteras; y digo prácticamente porque en un principio no lo eran pero con el paso del tiempo, sus maridos se fueros esfumando como por arte de magia hasta dejarlas a cargo a ellas solas del hogar.

Estas personas ya adultas, tenían en común la queja de que sus madres nunca les brindaron durante su infancia y adolescencia el cariño que ellos necesitaban, pero a la par reconocían que esto había obedecido a las circunstancias que orillaron a sus mamás a estar ausentes de casa la mayoría del tiempo al ser las únicas que llevaban el sustento.

Desgraciadamente así como hay hijos que lo reconocen hay otros que no y que viven sus vidas resentidos hacia sus madres, quienes lo único que hicieron fue tratar de darles lo mejor en la medida de sus posibilidades.

Una de las personas a las que hago referencia, me platicaba en el funeral de su mamá que aunque los tuvo que meter a él y a sus hermanos a un tipo internado-hospicio, él no le tuvo nunca resentimiento pero que sus hermanos sí y que a pesar de que trataba de hacerles ver que ella no merecía eso, nunca quisieron perdonarla del todo.

Eso me entristeció porque me constaba que la señora había trabajado muy duro toda su vida. Ella era una persona menudita que comía como pajarito y que hablaba como si todo el tiempo estuviera susurrando. La conocí desde que yo era muy pequeña y recuerdo que nunca faltó a trabajar a menos que hubiera una circunstancia extraordinaria. Podías confiar plenamente en ella porque era una persona muy trabajadora, honrada y honesta. Tan luchona era que hasta el final de sus días trataba de trabajar y le decía a su hijo que prefería pedir limosna o vender algo desde su silla de ruedas, a que ahora sus hijos la tuvieran que mantener.

En el otro caso, la persona me decía que debido a que su madre se la pasaba encerrada en una fábrica casi de sol a sol, una gran parte de su vida formativa la había vivido entre la escuela, la casa y la calle, siendo esta durante un periodo su hogar más que su propia casa. Me  contó que incluso llegó a cometer actos de vandalismo que aunque no fueron graves lo estaban desviando del camino. Él no mostraba resentimiento pero sentía que aunque había tenido techo y sustento le había faltado más cariño así como la presencia y guía de su mamá. Ahora ya grande la señora, él con gusto se hacía cargo de ella en retribución por todo el esfuerzo que ella había hecho por él y sus hermanas.

Del otro lado de la moneda, algunas mujeres con las que he compartido sesiones de autoayuda han mencionado que independientemente de la falta de tiempo para estar con sus hijos y poder brindarles cariño y apapachos, trataban de hacerlos duros y con la capacidad de salir adelante sin depender de nadie para que no tuvieran que padecer lo que ellas estaban padeciendo por falta de preparación (un factor que propicia el que tengan que laborar en condiciones tan arduas es la poca escolaridad de la mayoría de las madres solteras); comentaban que sentían que el mejor modo de inculcarles aquello era mostrándose duras con ellos. Asimismo, la mayoría ha señalado que al no haber recibido tampoco cariño de sus padres, ellas no supieron cómo darlo a sus hijos.

En esto entran los patrones de comportamiento que como he mencionado se van repitiendo de generación en generación pero que dependiendo de las circunstancias se pueden modificar, mantener o agravar.

Como estos dos casos que narré existen un sinfín y el fenómeno no acabará mientras muchos señores se sigan desentendiendo de sus familias para irse a vivir una vida alegre y tranquila. Creo que la ley debería ser más dura en estos casos y las mujeres no tentarse el corazón para denunciarlos por abandono de hogar y exigir la pensión alimenticia correspondiente.

Sé que no son decisiones fáciles pero no es justo que las mujeres continúen sacrificando el tiempo que podrían estar con sus hijos a causa de la irresponsabilidad, inmadurez y cinismo de los hombres.

Mi reconocimiento a todas las mujeres que día a día se fletan trabajando por dos y que les toca hacer el papel de mamá y papá.

Nos leemos el próximo domingo.

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