El grupo francés de alimentación Danone anunció este jueves su intención de suprimir mil 850 empleos en su sede central y en la de diferentes entidades locales por todo el mundo, dentro de su plan de adaptación a la crisis que presentó a finales de noviembre.

Danone explicó en un comunicado que la reducción de plantilla debe llevarse a cabo en dos años y que este martes inició la fase de información y consulta con las instancias representativas del personal a nivel internacional.

En Francia, donde trabajan 9 mil de sus 100 mil empleados, el recorte afectará a 458 asalariados de la central, de su centro internacional de investigación de París-Saclay, del equipo de nutrición infantil en África y de diferentes entidades que se ocupan de los negocios de lácteos, productos de origen vegetal, agua y nutrición especializada.

La empresa no dio detalles sobre cuál será el impacto en el resto de los países donde está presente.

En el caso de Francia, la dirección abrirá un periodo para que algunos de los trabajadores afectados puedan acogerse voluntariamente a bajas con algún tipo de incentivos.

El pasado 23 de noviembre, Danone hizo público un «plan de adaptación» a la crisis en el que preveía eliminar entre mil 500 y 2 mil empleos en sus sedes mundiales y locales.

El objetivo declarado del plan, bautizado «Local First«, era ahorrar mil millones de euros en tres años para conseguir un crecimiento rentable de su actividad, con un margen operativo superior al 15 por ciento desde 2022.

El grupo francés señaló este jueves que, en términos de organización, tiene cuatro prioridades, empezando por dar más autonomía a sus equipos locales y concentrar los recursos en los que considera que son los ejes con mayores perspectivas de negocio.

También pretende favorecer las sinergias entre diferentes categorías para favorecer la acción transversal y crear nuevas formas de trabajar que permitan mayor agilidad y eficacia.

El pasado día 15 Danone destituyó al que había sido desde 2014 su CEO, Emmanuel Faber, conocido por su orientación social y ecológica, que llevaba tiempo bajo presión de fondos activistas que le reprochaban en particular una rentabilidad a su juicio insuficiente.

Faber ha sido sustituido por Gilles Schnepp como presidente y, temporalmente, por dos personas que se encargan de la gestión mientras se busca a un nuevo director general.