Al menos 14 policías perdieron la vida este sábado en el noreste de Myanmar durante un ataque coordinado de varias guerrillas étnicas, informan medios locales.

El ataque, que dejó al menos cinco oficiales heridos y dos desaparecidos, sucedió a primera horas del día en el estado Shan, indicó un testigo al portal de noticias Irrawaddy.

Según esta persona, el asalto fue lanzado por los grupos rebeldes Ejército Arakan, el Ejército de Liberación Ta’ang y el Ejército Nacional de la Alianza Democrática, guerrillas étnicas que a finales de marzo lanzaron un ultimátum a la junta militar por la brutal represión contra las manifestaciones en rechazo del golpe de Estado militar del 1 de febrero.

Hasta la tarde del sábado, ninguno de los grupos ha reivindicado la ofensiva.

Estos tres grupos armados firmaron previamente un comunicado conjunto en el que advirtieron al Ejército de Myanmar de que si no detiene sus acciones violentas y satisface las demandas de la población, colaborará con los disidentes en las protestas de la llamada «Revolución de la primavera».

Los rebeldes amenazaron con anular su acuerdo de alto el fuego si continúa la matanza indiscriminada de manifestantes.

Al menos 618 personas han perdido la vida durante la brutal represión contra las protestas ejercida por las fuerzas de seguridad, según datos verificados por la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), que advierte de que el número podría incrementarse significativamente debido a la dificultad de corroborar los datos.

En la ciudad de Bago, a unos 70 kilómetros al noroeste de Rangún, las fuerzas de seguridad lanzaron el viernes artefactos explosivos y causaron un número indeterminado de muertos y heridos, apuntan los medios locales.

Irrawaddy también informa de que este sábado, los grupos armados Ejército para la Independencia de Kachin y la Unión Nacional Karen lanzaron una serie de ataques contra el régimen en respuesta a la supuesta matanza perpetrada por las autoridades en Bago.

La violencia de las autoridades, sin embargo, no logra intimidar a parte del movimiento de disidencia civil y esta jornada se registraron protestas en varias ciudades a lo largo del país.

Los militares de Myanmar justifican el golpe de Estado por un supuesto fraude en las elecciones del pasado noviembre, en las que arrasó y revalidó su poder el partido liderado por Aung San Suu Kyi -detenida desde el principio de la asonada-, con el aval de los observadores internacionales.