Médicos del Hospital Infantil de Boston, en Estados Unidos, reportaron un aumento considerable de casos de crup en niños a partir de la aparición de la variante ómicron del covid-19.

Tras realizar un estudio entre marzo de 2020 y enero de 22, detectaron que 80% de casos de crup, o laringotraqueobronquitis, se han registrado en pacientes que se contagiaron de la variante ómicron. Un 72% de los niños con Covid-19 y crup eran menores de dos años.

“Hubo una delimitación muy clara desde el momento en que ómicron se convirtió en la variante predominante hasta el momento en que empezamos a ver un aumento de pacientes con laringotraqueobronquitis”, dijo Ryan Brewster, el autor principal del estudio que fue publicado en la revista científica Pediatrics.

El crup es una enfermedad de origen vírico en la mayoría de los casos, si bien a veces puede derivarse de una alergia o de reflujo estomacal.

Afecta las vías respiratorias superiores -igual que la variante ómicron del Covid-19 y su subvariante ‘silenciosa’- y es una afección común en bebés y niños pequeños.  Ninguno de los niños afectados con crup y Covid-19 ha perdido la vida, pero al menos cuatro ingresaron a cuidados intensivos.

Uno de sus síntomas característicos es una tos seca repentina, mejor conocida como tos perruna. Los pacientes presentan además dificultades para respirar, por lo que su inhalación es aguda (estridor), como un silbido, debido a la inflamación de bronquios, tráquea y laringe.

Si la respiración se complica más, puede presentarse color azulado en los labios y las uñas de las manos.

Al ser una enfermedad de origen viral, los antibióticos no funcionan. Los médicos del Hospital Infantil de Boston trataron con dexametasona al 97% de los pacientes que presentaron crup.

En casos más leves, se puede tratar con nebulizaciones.