Este lunes se cumplen tres años del llamado “Culiacanazo” que dejó una huella imborrable en quienes atestiguaron el poderío de los grupos criminales que “secuestraron” la ciudad para presionar al gobierno.

La detención y liberación de Ovidio Guzmán López, marcó un antes y después en Sinaloa y en el país por el tropiezo táctico y las contradicciones que todavía siguen saliendo a la luz.

Aquel jueves 17 de octubre del 2019, un grupo de amigos salió del trabajo a festejar el cumpleaños de un compañero, sin imaginar que estaban por vivir un momento de terror.

El tráfico vehicular estaba menos atiborrado que de costumbre, pues autoridades suspendieron las clases en el turno vespertino como medida precautoria ante una zona de baja presión. La lluvia y los truenos nunca llegaron, pero sí las balas y disparos de armas largas.

Rubén y Pablo eran parte del grupo de amigos que celebraban en un restaurante del sector Tres Ríos de Culiacán, eran cerca de las 15:00 horas cuando la algarabía, risas y anécdotas fueron interrumpidas por el sonido de cristales reventándose ante el impacto de balas.

“Los del valet parking que estaban afuera nos dicen: métanse, métanse todos, corran y entonces en segundos toda la gente se paró, el restaurante estaba abarrotado a más no poder, todos se metieron al baño”…
“Los del valet parking que estaban afuera nos dicen: métanse, métanse todos, corran y entonces en segundos toda la gente se paró, el restaurante estaba abarrotado a más no poder, todos se metieron al baño”…

Todo parecía ir en cámara lenta mientras el estruendo sacudía la estructura del lugar, nadie tenía certeza de nada, sólo sabían que debían buscar un lugar seguro.