Esta tarde se confirmó la detención de “El Piyi”, jefe de escoltas de Iván Archivaldo Guzmán Salazar y sucesor de ‘El Nini’. Sorprendentemente, la captura se produjo en parte gracias a los narcocorridos que artistas como Peso Pluma han dedicado a personajes del Cártel de Sinaloa.
Según fuentes federales consultadas por Infobae México, “El Piyi”, cuyo nombre real es Mario Alexander “N”, fue identificado gracias a la popularidad de varios narcocorridos, entre los que se destacan “La People II” y “Siempre pendientes”, este último en colaboración con Luis R. Conriquez. Estos temas no solo retratan las andanzas de “El Piyi”, sino que también lo convierten en un personaje conocido dentro del mundo del narcotráfico.
En “La People II”, Peso Pluma menciona el ‘19’, un código asociado con Néstor Isidro Pérez Salas (El Nini), exjefe de seguridad de Los Chapitos, quien fue arrestado en noviembre. La letra revela detalles sobre enfrentamientos entre el cártel y las fuerzas armadas, haciendo eco de la violencia que ha marcado a la región.
La Influencia de los Narcocorridos
La música de Peso Pluma y otros artistas ha permitido que las historias del narcotráfico se conviertan en parte de la cultura popular, pero también ha generado un efecto inesperado. Al hacer referencia a figuras como “El Piyi” en sus letras, estos artistas han contribuido a su reconocimiento, lo que, según analistas, pudo facilitar la labor de las autoridades en su localización y captura.
Horas antes de su arresto, comenzaron a circular rumores de que “El Piyi” había intentado cambiar de bando, lo que habría llevado a Iván Archivaldo a filtrar su ubicación a las autoridades. Esta dinámica sugiere que la cultura de los narcocorridos no solo retrata la vida de estos personajes, sino que, de alguna manera, también los expone.
El impacto de los narcocorridos en la percepción pública y en las operaciones policiales se vuelve evidente, evidenciando cómo la música puede influir en la dinámica del crimen organizado.
Un Efecto Doble
Mientras Peso Pluma sigue cosechando éxitos en su carrera musical, su música se ha convertido en un reflejo de la realidad del narcotráfico en México. Lo que comenzó como una forma de contar historias se ha transformado en un arma de doble filo: por un lado, celebrando la vida de personajes controversiales, y por otro, contribuyendo a su eventual caída.
La captura de “El Piyi” es un claro ejemplo de cómo las letras de canciones pueden entrelazarse con la realidad del crimen organizado, dejando un legado inesperado en el campo de la seguridad pública. Las autoridades continúan investigando la relación entre la música y el narcotráfico, y el caso de “El Piyi” podría ser solo la punta del iceberg.