El Gobierno de México, a través de la Secretaría de Economía, que lidera Marcelo Ebrard, está trabajando para concretar una reunión con Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, con el objetivo de conocer los planes de inversión y producción de la empresa en México tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Tesla había anunciado previamente su intención de abrir una fábrica en el estado de Nuevo León, pero en julio había expresado su preocupación por las posibles políticas comerciales proteccionistas bajo un gobierno de Trump, lo que podría haber incluido un aumento en los aranceles a las importaciones. Esta situación llevó a la empresa a reconsiderar su expansión en México.

En ese momento, el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, calificó las declaraciones de Tesla como especulativas y propias del debate electoral. A pesar de esto, el gobierno mexicano se mantuvo optimista sobre la viabilidad del proyecto.

Ahora que se ha confirmado la victoria de Trump, Marcelo Ebrard manifestó su intención de reunirse con Musk para discutir el futuro de la planta de Tesla en Nuevo León y asegurarse de que el proyecto continúe adelante. “Voy a procurar una reunión con él pronto para saber qué está pensando y ver qué podemos hacer para que el proyecto siga adelante”, afirmó el secretario de Economía mexicano.

Ebrard también destacó que llevar la industria de Tesla a Estados Unidos sería una decisión costosa, aludiendo a la competencia que enfrenta la empresa con China. “¿Van a llevar la planta de Tesla en China a Estados Unidos? No, claro que no”, comentó, haciendo hincapié en que la proximidad geográfica y los costos logísticos favorecen a México como una opción más viable.

En relación con la política comercial, el secretario de Economía defendió la importancia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora T-MEC, señalando que este acuerdo ha demostrado ser «el mejor negocio» para los países involucrados. Ebrard argumentó que las cifras de comercio entre México y Estados Unidos nunca habían sido tan altas, lo que evidencia una economía profundamente integrada entre ambos países.

En cuanto a las amenazas de Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones de México, Ebrard fue claro al afirmar que una medida de este tipo afectaría directamente a las empresas estadounidenses, que también verían incrementados sus costos. «Ponerle tarifas a las importaciones es ponerle tarifas a las empresas estadounidenses», sostuvo.

Finalmente, Ebrard expresó su optimismo en que el segundo mandato de Trump podría ser una oportunidad para perfeccionar el T-MEC y aprovechar las ventajas de la integración económica entre Estados Unidos y México, lo que sería beneficioso para ambos países, especialmente en el contexto de la competencia global con China.

«Vamos a consolidar este proceso económico y maximizar las ventajas del flujo y la integración de ambas economías. Este es el mejor negocio para Estados Unidos, más en el actual escenario de competencia con China», concluyó.