El precio del aguacate comenzó a bajar en los últimos días, después de casi 24 meses de un constante ascenso en el precio, que llegó a alcanzar los 85 pesos en Pachuca… un camino que comenzó a recorrer el jitomate también; ambos con un común denominador: su creciente demanda en mercados como el de China, donde su población, lo crea usted o no, tiene un poder adquisitivo muy por encima del de los mexicanos.

¿Por qué de pronto baja el precio del aguacate? La respuesta inmediata sería que se elevó la producción… pero no fue así. La realidad es más simple: el mercado chino descubrió el exquisito sabor, valor nutritivo y bajo precio, sí, bajo precio allá, del aguacate mexicano, aunado a las exportaciones al mercado estadounidense.

Exportaciones que provienen principalmente del estado de Michoacán, primer productor nacional, que envía a la Unión Americana el 80 por ciento de su producción, es decir, 750 mil toneladas anuales, por dos mil millones de dólares. Ventas a las que aspiran sumarse, y trabajan en pos de, productores hidalguenses.

Vender al extranjero el aguacate mexicano, llamado ya el “oro verde” en el ambiente financiero, el cual es ya infaltable en el mercado estadounidense transformado en guacamole- ha fortalecido a los productores nacionales pero se ha dado  aparejado a un incremento en el precio, en México, de este producto.

En los últimos años los mexicanos hemos visto reducirse la oferta de aguacate en los mercados y supermercados, en donde el producto no sólo se ha encarecido, sino se ofrecen piezas pequeñas, excesivamente maduras o verdes, y sólo quienes pueden pagar lo mismo que cuesta el aguacate en Estados Unidos o China, lleva a su mesa buenas piezas.

Pero además se observa que el camino del aguacate lo siguen ya otros productos agrícolas mexicanos, como el jitomate, el cual se encareció fuertemente en las últimas semanas.

El jitomate mexicano, cosechado principalmente en invernaderos, en Hidalgo y el resto del país, está capturando la atención también en naciones del Pacífico, como China, en donde su consumo ha sido tradicionalmente limitado a salsas y ensaladas.

Por un lado esto resulta a simple vista positivo, pues México recupera su tradición agrícola, se revive el deprimido campo –gracias a técnicas modernas, cabe señalar-, y se venden los productos en el extranjero, con grandes beneficios económicos a los productores.

Lamentablemente el otro lado de la moneda es el bajo poder adquisitivo de los salarios en México, que imposibilitan acceder a bienes y servicios antes muy consumidos, entre ellos, el otrora popular aguacate.

Qué bueno que los chinos disfruten y valoren el aguacate mexicano; que bueno que el consumo de este producto se haya popularizado tanto en Estados Unidos… que malo que en México su consumo disminuya.

Que malo que tantos y tantos mexicanos vean, como un lujo, añadir aguacate a su platillo.

 

✉️ dolores.michel@gmail.com