Ante la multitud de voces que se alzan en contra, la Coparmex Hidalgo insistió en medidas fiscales que hagan al país más competitivo, como una reducción gradual de la tasa del ISR hasta llegar al 24.66 por ciento; una reducción gradual en materia de IVA y la deducibilidad total de las prestaciones laborales, y se equipare el país con las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Solo con esta marco fiscal podrá enfrentar el país el disparo en la deuda pública en los últimos cinco años, destinada además, lamentablemente, a gasto corriente, que pasó de 37.7 por ciento en relación al PIB nacional en 2012, a 50.1 por ciento en 2017, que tanto afecta al país.
Las elecciones del 2018 no deben significar parálisis; “por el contrario, tenemos tiempo para alinear nuestro sistema fiscal a las mejores prácticas internacionales, para elevar la competitividad y potenciar el crecimiento de la economía, por supuesto cuidando siempre la disciplina fiscal para reducir el endeudamiento que se generó en años pasados de manera excesiva”, citó el organismo en un comunicado oficial.
Se busca con ello, afirmó la Coparmex, beneficios para los mexicanos en base a medidas fiscales radicales, algunas de las cuales sólo requieren de voluntad política.
De igual manera insistió en que se aprueben medidas para incentivar la creación de empleos, alineando el marco legal mexicano a las mejores prácticas internacionales. Se propone entonces, además mejorar la eficacia de los impuestos especiales.
En ese contexto reconoció la confederación que los ajustes al sistema fiscal que entraron en vigor en 2014, y que se encuentran ya en su cuarto año de aplicación, han dado muestra de su gran capacidad recaudatoria y han contribuido a sostener los ingresos públicos.
Y sustentó lo afirmado: Los ingresos tributarios en el 2012 representaban el 8.4 por ciento del Producto Interno Bruto nacional; en 2016 ya significan el 13.9 por ciento del PIB. Aún con la caída en los ingresos petroleros, los ingresos públicos se sostuvieron gracias al fortalecimiento de la recaudación. En el 2012 los ingresos públicos totales eran del 22.5por ciento del PIB, mientras que en 2016 representan el 24.8 por ciento.
Desafortunadamente en los últimos años se dio un acelerado crecimiento de la deuda pública, pasándose de una deuda representada por el 37.7 por ciento del PIB en 2012 a una que alcanza el 50.1 por ciento del PIB en 2016.
Un incremento del 32 por ciento de la deuda pública “que emite una clara señal de la urgencia de mejorar el ejercicio del gasto”. Y es que este ritmo de endeudamiento se generó en buena medida por mayor gasto público, el cual creció de 25.1 por ciento en 2012, a un 27.4 por ciento en 2016, con respecto al PIB.
Es imperativo “encontrar soluciones conjuntas a nuestros problemas, requiere mejorar y hacer más eficiente el uso de los recursos públicos en los tres órdenes de gobierno, implica poner un freno al dispendio y a la corrupción”.
México requiere de un sistema tributario que además de fortalecer los ingresos públicos, promueva la inversión, el ahorro y el empleo en la economía formal.
“No nos conviene esperar una crisis para hacer ajustes, este es justo el momento para buscar los cambios que se requieren para fortalecer la dinámica de crecimiento, impulsar un repunte de la economía en las regiones que se han rezagado, elevar la inversión privada, reducir la informalidad y lograr una mejor calidad de vida de más mexicanos procurando mayores ingresos para dejar atrás el estancamiento del poder adquisitivo”.