Qué sentiste Mara cuando yacías inerte envuelta con la sábana del motel de donde un sujeto te sacó después de haberte vencido a fuerza de golpes y de estrangulamiento, aventándote a una barranca del pueblo de Santa María Xonacatepec, en Puebla, a donde fuiste a estudiar Ciencia Política.

¿Sentías frío, Mara?, ¿sentías ardor en el pómulo izquierdo?, ¿acaso tenías los dedos de las manos acalambrados y un dolor agudo en el cuello? ¿El sabor a sangre te provocaba naúseas?

En qué pensaste cuando te diste cuenta de que transcurría el tiempo con sus días y sus noches; en tanto el sol y la lluvia lamían tu rostro. Alrededor tuyo, en ese terreno agreste donde las hormigas recorrían tu piel de arriba abajo distintas voces hablaban de ti, la joven estudiante de Jalapa, Veracruz, que la noche del 8 de septiembre  abordó un automóvil de la empresa Cabify cuyo chofer aparentemente desvió tu destino y truncó tu vida.

Sólo tú sabes si en verdad dormitaste en el asiento trasero de la unidad; sólo tú sabes cómo fue el tono de voz del chofer cuando respondió a tu saludo, cuando dijo “buenas noches”,  o no habló ni sonrío,  sólo te miró largamente y contuvo el aliento por un segundo.

Tú qué ibas a imaginar de sus intenciones oscuras, de sus torvos instintos, de sus deseos perversos; qué ibas a saber de sus pensamientos esa noche en la que creías que había terminado gloriosamente tu semana de una manera divertida, carcajeante y libre.

¿Libre? Quién puede sentirse libre en un lugar donde se atenta contra la vida de las mujeres que quieren hacer valer sus derechos, pero los tabúes no se los permiten y les lanzan dentelladas feroces, amenazas terribles, condenas retrógradas.

Mara Castilla, ¿te dio gusto saber que te habían encontrado y que tu madre ya no lloraría tu ausencia, porque aunque estabas muerta no la atormentará la idea de saberte desaparecida por el resto de sus días?

Ahora que finalmente descansas en paz, qué opinas de que la directora ejecutiva de Amnistía Internacional México (AI), Tania Reneaum, calificó tu asesinato como  una muestra de que en en este país  las mujeres están constantemente en riesgo, como parte de un clima de agresiones por las que además las propias víctimas son culpabilizadas.

Reneaum citó que no puede apelarse al comportamiento de las mujeres, dejando la responsabilidad en las víctimas y advirtió que estamos frente a un contexto que desprecia la vida de las mujeres, y a un Estado machista que tiene una histórica deuda pendiente, que debe revisar sus responsabilidades y su deber de diligencia respecto a la vida, la integridad y la dignidad de las mujeres.

Mara Castilla deseemos todas y todos unir fuerzas para revertir las cifras del  Inegi, en el sentido de que 66.1 por ciento de las mujeres mexicanas han padecido por lo menos un hecho de violencia en sus vidas, y las cifras se nutren todos los días por hechos tan lamentables como tu asesinato.

Ten la certeza de que lo que el daño que te hicieron servirá para movilizar conciencias y marchar mañana y los días que sean necesarios para exigir respeto a la vida de las mujeres, trátese de quien se trate.

 

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