No se que es lo que tú piensas cada vez que te enteras de una tragedia o de la enfermedad de otra persona, a mí me lleva a reflexionar sobre lo que está sucediendo en el aquí y el ahora y claro lo que puede pasar después…
Alguna vez leí que ese sentimiento que nos embarga cuando nos enteramos del dolor ajeno es resultado de recordar nuestra propia vulnerabilidad.
Obviamente la vida nos presenta retos y circunstancias que a veces, lo ameriten o no, nos rebasan, que exceden a nuestra paciencia, que nos llevan a la ansiedad o a la depresión, y es normal, lo anormal sería no “sentir nada” ante lo que nos agobia o asusta.
Pero, el caso es, que a pesar de lo que nos duele o nos angustia continuemos con la vida, abrazándonos a esta y atesorando lo que si hay.
¿Lo que te hace sufrir o preocupa hoy en día realmente amerita que se te este yendo la vida en ello?
Ya sea la falta de trabajo, crisis económicas o desilusiones amorosas, todo esto tiene solución, enfermarse crónicamente y desperdiciar la vida no, ¿te has preguntado qué pasaría si en algún momento te diagnosticaran una enfermedad terminal? Claro que esperemos que no suceda nunca, pero, a lo que te quiero invitar es a reflexionar sobre como estas sintiéndote y viviendo hoy, para que no se te pase la vida sin disfrutarla, sin sentirte bien y aprovechar lo que hoy tienes.
Tal vez hoy hay algo que te afecta o entristece, pero, ¿qué es lo que si tienes? Salud, familia, trabajo, amigos, tiempo… ¿qué es lo que hoy puedes aprovechar?
No te esperes a perderlos para darles el valor que tienen.
Si hay algo que no va suéltalo ya, si no eres feliz, define la felicidad desde ti y busca como generarla.
La vida pasa de prisa, el tiempo es implacable, no va a volver, y lo que hagas o no hagas hoy va a responderte o a cobrarte factura en algún momento.
Si estás preocupado, enojado o triste determina porqué y que puedes hacer frente a esto, pero, no dejes que la vida se te pase aferrado a una emoción que te impide sentirte bien contigo y con tu mundo.
Si necesitas perdonar o perdonarte, hazlo. Suelta el rencor y el miedo, estos solo deben aparecer para impulsarnos no para pesarnos.
Recordar la finitud de nuestra existencia debe ser una invitación para darnos cuenta de que nadie tiene asegurado su futuro, aún con todo el dinero del mundo.
¿Qué es lo que más deseas? ¿Por qué se estremece tu cuerpo o brinca tu corazón? Ve por ello, créalo, haz que suceda, que no se queden nuestros sueños en el cajón de los olvidos.
No todo es posible, es cierto, necesitamos también mucho sentido de realidad para no llenarnos de frustración, pero, abandonarlo todo por falta de coraje es una deuda que no se paga fácilmente.
El tiempo no regresa, la salud hay que cuidarla, las relaciones hay que fortalecerlas, etc. Pero, aún haciéndolo hay variables impredecibles, situaciones fuera de nuestro control, y esto no es para sentir miedo sino una vez más para comprender que es HOY cuando podemos disfrutar de la salud, la familia, la pareja, el trabajo… lo que sea que nos arranque suspiros, nos inspire, nos impulse o nos de tranquilidad.
Aquello que nos hiere sigue haciéndolo porque le otorgamos atención, porque nos enganchamos mucho más de lo necesario, sino podemos cambiarlo hay que aceptarlo o darle la vuelta.
Soltar a la gente que no te quiere, sanar tus heridas y no permitir que el sufrimiento te alcance.
Yo a veces he pensado ¿cuánto me arrepentiría el día de mañana si no disfrutará el presente? Y te invito a pensar en esto, ¿qué pasaría si en el futuro me doy cuenta de que desperdicie el tiempo sufriendo o preocupándome sin sentido?
Es posible que la tristeza o el desánimo te impidan mirar otras alternativas, que hoy sea complicado sonreír o sentirte más tranquilo, sin embargo, es indispensable encontrar qué nos sujeta, cuál es nuestra ancla con la vida, con las ganas de seguir.
El cuerpo físico responde a nuestras emociones, incluso también por salud tenemos que reeducar nuestras emociones y levantar las defensas de nuestro organismo sintiéndonos mejor emocionalmente.
No es sencillo, pero, por tu bien te conviene alejar de tu vida estados de ánimo en los que te abandones a ti mismo.
Solo se vive una vez, ya lo sabemos, lo hemos leído o escuchado, y la pregunta es: si solo vivimos una vez, ¿cómo queremos hacerlo?
Llora lo que tengas que llorar, enójate, pero, después recuerda que lo que permitas en tu vida es lo que vas a seguir obteniendo, así que por amor a ti mismo y a los que amas levántate, anímate y construye situaciones que te hagan reconciliarte con la vida y amarla cada vez más.
No esperes a tener que arrepentirte por no haber disfrutado cuando podías hacerlo ¿Lo pensé o lo dije?
¡Un abrazo!
Twitter: @Lorepatchen
Conferencista.
Entre Géneros, jueves 8 PM, Hidalgo radio.