El estado de Hidalgo ha venido acumulando en los últimos diez años una serie de reconocimientos internacionales, nacionales y locales que colocan al turismo estatal en la entidad en la mira de promotores nacionales y mundiales, a los que se suma el conquistado el sábado anterior por la noche: el Record Guinness por el Altar más Grande del Mundo.

Hidalgo acumula ya la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco, del Geoparque Comarca Minera, del Acueducto Tembleque y del Camino Real Tierra Adentro, este último, el viejo camino que conducía la plata de México a Texas, en su pequeño tramo por el municipio de Huichapan.

Trajina con enjundia el secretario de Turismo, Eduardo Baños Gómez, para  lograr, en uno o dos años más, lo que sería el segundo Geoparque en Hidalgo, el tercero en México y el cuarto en América Latina, del Geoparque Valle del Mezquital.

Pero además forma parte de las declaratorias de la Unesco en Patrimonio de la Humanidad en los segmentos de Charrería, cuya cuna se dio en el Altiplano hidalguense, y en el de Gastronomía Mexicana, que se comparte con Francia y China.

En el ámbito nacional, cuenta Hidalgo con cinco Pueblos Mágicos, como son Huasca, Mineral del Monte, Mineral del Chico, Huichapan y Tecozautla, siendo de los muy pocos estados en el país con tantos denominativos de este programa, cuyo primer Pueblo Mágico fue precisamente el de Huasca.

Se impulsa actualmente el denominativo estatal de Pueblos con Sabor, y fueron nombrados los primeros siete de ellos: Zempoala, Tulancingo, Acaxochitlán, Omitlán, Calnali, Huejutla y Actopan, con los que se busca potenciar el turismo gastronómico que ya ofrece el estado.

Pero además contamos con sitios como el Pisal más grande del mundo, el del artista de Huichapan Byron Gálvez, y el Salón de la Fama de Futbol de México.

Son una serie de reconocimientos nacionales e internacionales, de lugares únicos, cuya importancia comienzan a reflejarse con la llegada de turismo nacional del centro, norte y sur del país, y un incremento en lo que va del año, del 40 por ciento, en la actividad turística, según cifras de la Sectur Hidalgo.

Por lo pronto cabe decir que actividades como el Altar más Grande del Mundo no sólo atrajo la atención de los pachuqueños, sino se dieron cita el fin de semana familias de la Zona Metropolitana, de municipios como Acaxochitlán, Tulancingo, Cuautepec y Tizayuca, según pudimos observar los que acudimos a su apertura.

Parece mentira que con actividades tan bien ideadas como este altar, y una inversión relativamente pequeña, de 500 mil pesos, sea posible ofrecer sana diversión sin costo para cientos de familias que se dieron cita este fin de semana, las que no sólo pudieron enseñar a los peques nuestra riqueza cultural, sino además, tomarse “selfis” y admirar un trabajo floral espectacular.

Ojalá y esta actividad no sea “flor de un día” y ahora las autoridades estatales, municipales y el comercio tradicional nos ofrezcan una navidad de sueños, adornando profusamente el Centro Histórico, dotándole de abundantes luces, música ambiental, establecimientos bellamente decorados y actividades artísticas y culturales, haciendo del recorrido por sus calles un paseo obligado –y gratuito-, para las familias.

De hacerlo, seguramente se llevaran la agradable sorpresa de ver cumplido lo que se ha limitado a ser un anhelo: calles llenas de transeúntes que pudieran incluso requerir ser cerradas a la circulación vehicular, las compras navideñas obligadas realizándose en esa zona, “reyes magos” buscando entre las ofertas que obsequiar a los niños, y con todo ello, una activación de nuestra economía.

Entendámonos: invertir para elevar las ventas, o como dijera hace tiempo don Pedro Tellería Armendáriz: “meter para sacar”.

 

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