Los límites nos definen. Definen qué soy y qué no soy. Un límite me enseña dónde termino y dónde comienza alguien más, brindándome un sentido de pertenencia. Saber qué me pertenece, y tomar responsabilidad por ello, me da libertad”.  Henry Cloud

Si eres padre de un hijo adolescente debes tener algo por seguro: tus hijos romperán, tarde o temprano, los límites que les has puesto.

Los límites son naturales, los hallamos en todo lo que existe y en prácticamente todo diseño social que tenga como objetivo la armonía y el desarrollo.

Es importante mencionar, que si bien, todos los padres ponen límites, no todos saben poner límites saludables y darles una consecuencia adecuada a los que sus hijos adolescentes rompen.

Los comportamientos desafiantes de los adolescentes rara vez se enmarcan dentro del contexto de una necesidad de definir lo que son y no son. Es por esta misma razón que ponerles límites y consecuencias saludables es de vital importancia, porque les ayuda a definirse en el mundo.

Si tu hijo rompe un límite que le has puesto debe haber una consecuencia, siempre. Sin embargo, las consecuencias deben tener ciertas características.

Una consecuencia saludable tiene 3 características:

1.- Son de acuerdo a la falta: La consecuencia debe enfocarse a realizar una reflexión y cambio en la conducta que quieres que tu hijo cambie. Esto quiere decir que tu hijo debe ver una relación directa entre el límite que rompió y la consecuencia que le pones. Si le castigas el teléfono a tu hijo por que llegó más tarde de la hora fijada, la consecuencia tendrá poco impacto porque no hay una relación directa entre la conducta que deseas que cambie y su consecuencia.

2.- Es justa: La consecuencia no debe ser exagerada o definida por tu enojo. Si castigas a tu hijo/a seis meses por sacar una mala nota, la consecuencia no servirá de nada. Por eso se llaman consecuencias y no castigos, el castigo no busca cambiar a la persona, sino hacer que pague por algo que hizo mal.

3.- Es firme: Si la consecuencia va de acuerdo a la falta y es justa, entonces debes de ser firme y no dejarla pasar. Si dejas pasar una consecuencia, activamente enseñas a tu hijo lo que menos deseas para él: pensar que las cosas que haga no tienen consecuencias.

En el Tecnológico de Monterrey tenemos un interés genuino en formar el sentido humano de nuestros alumnos, y entender que toda acción buena o mala tiene una consecuencia, es parte vital de ello.

Francisco Larios

Coordinador de Consejería y Bienestar

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