¿Te sientes solo? Más personas de las que imaginamos experimentan mucha soledad.
La experimentan día con día, en las noches o al despertar, incluso durante el día, aún estando acompañados.
Sin embargo, sentimos vergüenza de admitir que nos sentimos solos como si fuera culpa nuestra o fuese obligatorio no estarlo.
Se cree que estar solo significa o es sinónimo de un defecto en nuestra persona y que ese es el motivo por el que no estamos acompañados, aún si las circunstancias nos han llevado a ello.
Claro que se tiene responsabilidad, pero no culpa.
No tiene que ver con ser “buena o mala” persona, pero sí, con las decisiones que tomamos, con las personas que elegimos para establecer relaciones y en primer lugar con la forma en la que nos auto evaluamos.
Así como con la creencia que tenemos respecto a estar acompañados y que nos condiciona para no admitir que nos sentimos así delante de los demás, o inclusive ante nosotros mismos.
Ocultamos ese sentimiento porque nos duele y la soledad que duele tiene que ver con la imagen que tenemos de nosotros, que nos hace creer que estar solos es negativo, cuando en realidad la soledad qué si es triste es la que se manifiesta estando acompañados.
Cuando nos encontramos en medio de gente o en una relación y de todas formas nos sentimos solos emocionalmente.
La soledad bien entendida, bien admitida y bien vivida puede ser igual de placentera que el estar con alguien más.
La soledad duele cuando nos convencemos de que esta nos hace diferentes o porque nos hemos abandonado en nuestros vínculos, dependiendo de estos y llegamos a abandonarnos pensando mal de la persona que somos, descuidando el bienestar personal, depositándolo en las manos de otro.
Se necesita valor para cuestionar esta soledad y no solo sufrirla.
Consideramos que alguien nos abandonó, pero, si lo pensamos bien, es cuando no tenemos una buena relación con nosotros que continuamente nos aprisiona la soledad, en donde y con quién estemos.
Si no nos aceptamos vamos a sentirnos incompletos e insatisfechos en las relaciones porque la soledad no suele venir del entorno, ni depende del todo del tipo de relaciones que mantenemos, sino de como nos visualizamos, por supuesto, las relaciones disminuyen el sentimiento de vacío o de desamparo y vivir en sociedad es lo que se nos ha inculcado porque somos seres sociales y los vínculos nos dan presencia.
Por eso, es tan deseable pertenecer a un grupo, a una familia, ser parte de… El deseo de vivir en compañía es totalmente válido mientras no nos condicionemos solo a este para disfrutar de la vida.
Lo que hay que cuidar es que la compañía que encontremos a que busquemos no provenga de la evitación de uno mismo o este supeditada a la dependencia.
El deseo de estar acompañado a cualquier precio tiene un costo más alto que estar solo.
¿Cuál es el costo que estamos dispuestos a pagar por tener compañía y no sentirnos solos?
Si la compañía de alguien o ser parte de algo te obliga a perderte a ti mismo, tarde o temprano vas a experimentar una soledad aún mayor.
Estar al lado de alguien que no quiere estar contigo es tristísimo, porque en el afán de no “perder” a alguien nos quedamos vacíos.
Y paradójicamente se desea estar junto a alguien que no depende de quien está o no en su vida.
Si te sientes triste por estar solo, revisa tus creencias, tu forma de relacionarte, puede ser que seas tan dependiente o tan distante que eres tú quien provoca la lejanía de otros o quien se aísla.
¿Cómo es tu relación contigo? aprende a disfrutar de tu presencia, a saber que te tienes a ti mismo y que esto es suficiente para sentirte bien.
Indaga en la dinámica de tus relaciones, en los motivos por los que las estableces, porque si el origen es evitar la soledad inevitablemente terminaras sintiéndote solo.
Las personas con las que coincidimos pueden enriquecer nuestra vida, pero no deben ser la medida con la que nos evaluamos como personas ni llevarnos a olvidar la dignidad y el respeto en las relaciones.
Si alguien te amenaza con dejarte es mejor que aprendas a estar solo, porque lo estas aún si esa persona no se va.
Aprendamos también a abrazar la soledad para estar con nosotros mismos, para no sujetar ni presionar el cariño o la atención que se nos brinda.
Quítenosle ese tinte obscuro a la soledad que nos impide encontrar momentos de crecimiento en ella.
Si te duele la soledad es porque te falta alimentar la relación contigo, y aclaremos la diferencia entre estar solo físicamente y sentirse solo emocionalmente.
No te evadas, no disfraces ni huyas de lo que sientes, es probable que haya duelos inconclusos o apegos enfermizos, que sea necesario amarte más, involúcrate en tu crecimiento personal, en llenar tu vida de pensamientos y acciones positivas y productivas… dicen que una mente ocupada no extraña a nadie, una persona que se quiere a sí misma y que goza de buena salud mental ama, se relaciona, se involucra realmente, pero puede, cuando lo decide o es necesario estar bien consigo misma.
¿Qué costo estamos pagando por no afrontar la soledad? ¿Lo pensé o lo dije?
Twitter: @Lorepatchen
Conferencista.
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