Considerado como “casos aislados”, el acoso sexual hacia los hombres es un tema tabú en la sociedad mexicana que muy pocas veces es investigado, representando menos del cinco por ciento de las denuncias generadas y siendo en su mayoría menores de 25 años, situaciones en las cuales el agresor es principalmente otro hombre.

A sus 28 años, Gerardo cuenta una de las historias más inquietantes de su vida: cómo a su 23 fue acosado sexualmente por un hombre de mayor edad en su trabajo, abusando de su poder como funcionario público y amenazándolo con aprovecharse de su situación para perjudicarlo.

Solía ser parte de la plantilla laboral de una institución académica reconocida en el estado de Hidalgo, en donde recurrentemente realizaba giras de trabajo a otros municipios; de esta situación se generó, tras una larga jornada, una convivencia con otro compañero y un funcionario público de alto nivel en la habitación de un hotel, específicamente en la de este último.

Luego de ingerir algunas botellas de alcohol y convivir un poco, iniciaron las sugerencias discretas, “insistió mucho para que mi compañero saliera a comprar unas cervezas”, cuenta Gerardo, quien ya había detectado para ese momento algo extraño. “En cuanto se fue, se acercó y comenzó a tocarme el cabello”.

Aquellas insinuaciones pasaron de unas simples preguntas al contacto físico, primero con el cabello, los hombros y una pierna, hasta que aquello se volvió incomodo, “el señor ya estaba grande, como de unos 60 años, yo tenía como 23”.

Luego del forcejeo para evitarlo y salir huyendo del lugar, este funcionario salió al pasillo del hotel para alcanzarlo y amenazarlo con que usando sus influencias y poder lo haría perder su trabajo, “que no sabía quién era él, que iba a perder mi trabajo, que ya estaba fuera… pero eso lo decía como diciéndome ‘no le digas a nadie’”.

La situación de Gerardo forma parte de uno de los escenarios que poco se denuncian debido a la predominación del factor patriarcado que prevalece en México, según refiere el sociólogo Francisco de Jesús Gómez Ontiveros, especialista en género, quien explica que en la actualidad el acoso sexual es predominante en el género femenino derivado de la vulnerabilidad.

Sin embargo, el acoso hacia los hombres es una realidad que se discute en menor medida o se oculta por privilegiar factores como el patriarcado, o también llamado machismo, volviéndose un tema tabú en donde predomina el cuidado de la imagen, “pero es un cuidado de la imagen absurdo”, dice el sociólogo.

 

Problemática social, no asunto de género

En Hidalgo, el acoso sexual no está tipificado como delito pese a ser una necesidad apremiante de organizaciones civiles en defensa de los derechos de las mujeres, como la organización Ddeser, Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos.

En el 2014, de acuerdo a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH), se archivó por falta de intereses una queja de un hombre hacia una servidora pública por hostigamiento y aprovechamiento sexual.

El hostigamiento sexual se castiga con una multa de 20 a 40 días a quien con fines lascivos asedie reiteradamente a persona de cualquier sexo, valiéndose de su posición jerárquica, derivada de sus relaciones laborales, docentes, domésticas o cualquier otra que implique subordinación.

Si el hostigador fuese servidor público y utilizara los medios y las circunstancias que el cargo le proporcione, se le suspenderá o privará del mismo; sin embargo, el hostigamiento sexual solamente será punible cuando se cauce un perjuicio o daño.

Ante este panorama, Gómez Ontiveros define que influyen factores como el nepotismo y la corrupción, así como el “cuidado de la imagen” para evadir este tipo de circunstancias, generadas por el abuso de poder, autoridad o nivel jerárquico que posee el victimario.

No hay sanción para quienes tienen un alto poder, servidores o figuras públicas, entiende Gerardo, quien durante su permanencia en la institución educativa como trabajador presenció muchos abusos de poder, situaciones similares a la de él generadas hacia sus compañeras de trabajo; todas ellas quedaron impunes, “todo está muy controlado… no se hizo nada, sólo una llamada de atención”.

Una de ellas que sí se atrevió a denunciar enfrentó un proceso largo y tedioso que terminó por consumirla psicológicamente mientras estuvo al margen de la situación, “es largo, tardado y estresante para enfrentar que te desanima… aunque yo no denuncié sí acaba con las ganas de trabajar… se siente muy cabrón”.

Las repercusiones psicológicas tras una vivencia de este tipo, en donde su espacio personal es invadido, afecta principalmente a la moralidad de los hombres.

Ya me jodiste la vida por lo que duró, por el tiempo de recuperación que me llevó a mí salir de eso, y tú sigues como si nada”, lamenta Gerardo.

Tal panorama, coinciden Gerardo tras reconocerse como víctima, y Jesús Gómez sociólogo y especialista en género, debe dejar de tratarse como un asunto de género y atenderse como una problemática social, pues mujeres y hombres pueden ser víctimas de acoso.

Aunque es un problema que atañe más al género femenino por la vulnerabilidad, el tema cultural, costumbres e ideologías, lo fundamental es atenderlo con equidad.

Por tal situación, la diputada Érika Saab Lara, quien preside la Comisión de Igualdad de Género del Congreso del estado, indicó que se debe trabajar decididamente en erradicar estas acciones que en la mayoría de los casos van en contra de las mujeres, no quedarse callado y atreverse a denunciar aunque sea una autoridad superior.

Destacó que uno de los conflictos para no iniciar una carpeta de investigación es la falta de confianza en las instituciones, situación que les corresponde trabajar a las autoridades para mejorarlo.

Mencionó que en el caso del acoso sexual y hostigamiento contra los hombres se refiere a casos aislados; sin embargo, indicó que en cualquier acción que vaya en detrimento de los derechos de las personas, sea hombre o mujer, se tienen que tomar acciones decididas, “y no importa el que sea un caso o diez, se tienen que atender con la misma prontitud”, refirió la legisladora local, añadiendo que lo importante es salvaguardar los derechos de las personas.

Invitó a los hombres a reflexionar sobre cuál es la actitud que están teniendo, la carga cultural que se viene arrastrando desde hace muchos años y ser factor de cambio para respetar la dignidad.

El protagonista de la historia exhortó al respeto por igual, “si queremos hacer un cambio bueno, debemos ir juntos, no diferenciarnos entre mujeres y hombres, es vernos como humanidad”.