La fisión, o sea la ruptura de un núcleo atómica genera energía. Es el tipo de energía producida en todos los reactores nucleares en operación en el mundo. Otra manera de producir energía a partir de los núcleos atómicos es la fusión, o sea la unión de dos núcleos. Esta última es el tipo de energía que mantiene la vida en nuestro planeta: es la energía producida en el Sol, donde el hidrógeno, el elemento número uno de la tabla periódica, se transforma en helio, el elemento número dos de la tabla periódica.

La generación de energía mediante el método de fusión nuclear presenta retos formidables lo que ha imposibilitado la construcción, hasta el día de hoy, de centrales nucleares de fusión. Como informamos hace años (“Un Sol en nuestro planeta” 25/08/2011) se está desarrollando un gigantesco emprendimiento internacional para construir el primer reactor experimental de fusión. Es el El ITER  (International Thermonuclear Experimental Reactor, que en español significa Reactor Termonuclear Experimental Internacional), que se está materializando en  Cadarache, Francia, con un costo se ha estimado en ¡24 000 millones de euros! La temperatura en el interior del reactor llegará a ¡150 millones de grados Celsius!  Ningún material puede soportar esa temperatura, motivo por el cual es el combustible es mantenido lejos de las paredes mediante intensísimos campos magnéticos generados por bobinas de un tamaño descomunal. Recientemente se ha anunciado que el proyecto tiene un avance de un 50%.

Participan en el ITER: China, la Unión  Europea, India, Japón, Corea del Sur, Rusia y los Estados Unidos, y son quienes realizan las aportaciones económicas para el desarrollo del proyecto. Los científicos afirman que la energía nuclear de fusión es “limpia” ya que no genera los peligrosos residuos radiactivos que produce la energía nuclear de fisión. La fusión nuclear se presenta como lo que resolverá el problema de la generación de energía eléctrica.

Como se recordaba en esta columna hace poco (“Cómo se detectó la explosión en el submarino argentino”. 30/11/2017) India es uno de los países que no ha firmado ni ratificado el tratado que prohíbe absolutamente todos los ensayos nucleares. China y Estados Unidos lo han Firmado pero no ratificado, con lo cual el tratado establecido en 1996 aún no ha entrado en vigencia. La voluntad de usar la energía nuclear con fines pacíficos no es algo aceptado por unanimidad. El desastroso manejo de la energía nuclear de fisión para usos no bélicos, con los hitos siniestros de Chernóbil (Unión Soviética) y Fukushima (Japón) nos recuerdan que una cosa son las promesas y otra la realidad.

Además los reactores nucleares de fusión tienen el potencial de producir material para armas atómicas. Considerando la actitud belicista de varios de los integrantes de ITER (por no decir todos), esto tarde o temprano se convertirá en una realidad. Un vistazo a la historia reciente permite comprobar que los usos militares de los desarrollos tecnológicos no son una excepción, sino la norma.

Si la fabulosa cantidad de dinero empleada en el proyecto ITER se usara en el desarrollo de fuentes de energía descentralizadas, ese sería un verdadero cambio. Una fuente más potente de energía centralizada implica un poder central más fuerte, y ciudadanos más dependientes de quienes controlen la nueva tecnología.

 

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