Para poder comprender lo que implica el derecho a la nacionalidad, es preciso saber a qué se refiere el concepto “nacionalidad”, que se entiende como un vínculo jurídico que existe entre una persona y un Estado, el cual brinda a las personas un sentido de identidad, es decir, sentir que pertenecen a ese lugar, pero más aún, les permite ejercer una amplia variedad de derechos en determinado País.
Por ello, se dice que una persona está más íntimamente conectada con la población del País que otorga o concede la nacionalidad, que con cualquier otro.
De ahí que este derecho ha encontrado un eco en una serie de leyes internacionales, por ejemplo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos su artículo 15 nos menciona “El derecho a la nacionalidad” y éste abarca un doble aspecto, el de dotar a las personas de un reconocimiento en las relaciones internacionales; por ejemplo, cuando se viaja a otro País y el de protegerlo y garantizar sus derechos dentro de su propio territorio, como el derecho a la educación, a la salud, etc…
En el caso de México, la nacionalidad se adquiere por dos vías, la primera es por nacimiento y aquí se dan cuatro supuestos, se dice que son mexicanas y mexicanos por nacimiento las personas que: 1) Nazcan en el territorio de la República, independientemente de la nacionalidad de sus padres, 2) Las personas que nazcan en el extranjero, siempre y cuando sean hijos de padres mexicanos nacidos en territorio nacional, 3) Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos por naturalización y 4) Las personas que nazcan a bordo de barcos, aviones o helicópteros mexicanos, sin importar que sean de uso militar o mercantil.
La segunda vía es por naturalización, dándose dos supuestos dentro de ésta: 1) Los extranjeros que obtengan de la Secretaría de Relaciones carta de naturalización y;
2) La mujer o el hombre extranjeros que contraigan matrimonio con hombre o con una mujer mexicanos, que tengan o establezcan su domicilio dentro del territorio mexicano.
Por supuesto que el tener la nacionalidad mexicana nos hace sujetos de derechos, pero al mismo tiempo nos dota de obligaciones jurídicas, mismas que se mencionan en el artículo 31 de nuestra Constitución, entre ellas se destaca que como mexicanos estamos obligados a llevar a nuestras hijas e hijos a la escuela desde preescolar hasta la educación media superior (preparatoria o bachillerato), a conocer la vida militar, a defender a nuestro país y ayudar con los gastos que como País tenemos.
Pero también existen otro tipo de obligaciones de carácter moral, todas y todos los miembros de nuestra sociedad como son las niñas y niños, jóvenes, adultos, personas adultas mayores, hombres y mujeres, tenemos obligaciones para cumplir, en nuestro hogar, escuela, barrio, ciudad, a cada instante de nuestra vida tenemos oportunidad de ejercitar nuestras obligaciones para poder estar en posibilidad de exigir nuestros derechos, entre ellas resaltamos que debemos respetar a todas las personas sin importar su condición económica o social y dentro de nuestras posibilidades ayudar a nuestros semejantes y no tan semejantes en caso de tener alguna necesidad de cualquier tipo.
En otro orden de ideas y como dato interesante debemos comentar que existen personas “apátridas” que no cuentan con alguna nacionalidad ya sea por porque viven en países en los que se les discrimina por su etnia, su religión o su género, pero también hay apátridas porque el país en el que nacieron ya no existe, en otros casos, la condición de apátrida se debe a que las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres. Por ejemplo, en 27 países las mujeres no pueden transmitir su nacionalidad a sus hijos, así que, si se es madre soltera, el padre no se conoce o está muerto, los niños quedan sin nacionalidad, algunos de estos países son Arabia Saudita, Bahréin, Barbados, Bahamas, Burundi, Irak, Jordania, Líbano, Malasia, Nepal y Omán.
Por último, debemos saber que para muchas personas, la nacionalidad sólo nos importa cuando viajamos al extranjero, cuando votamos en las elecciones nacionales y no pensamos en ella de forma habitual. Sin embargo, en otros lugares del mundo para otros se trata de un asunto necesario y, con frecuencia, de un verdadero obstáculo, dado que el reconocimiento de la nacionalidad es la llave para acceder a sus derechos.
Elizabeth Bardales Rivera
Visitador Adjunto B de la Visitaduría Jurídica Metropolitana