Los robots ya están en las calles de ciudades de Estados Unidos. Usados en funciones de vigilancia, patrullan estacionamientos e instalaciones industriales y hasta hacen entregas domiciliarias de comida y otros artículos.
A menos de una hora de San Francisco se encuentra el “Valle del Silicio” (Silicon Valley) de donde han partido desarrollos científicos y tecnológicos que han modificado la vida de millones de personas, Entre estas novedades se cuentan la inteligencia artificial y la robótica. Sin embargo la utilización de los robots está encontrando resistencia en San Francisco, donde las autoridades han dictado normas restrictivas para el uso de los robots en sus calles.
Una de las preocupaciones sobre el uso de los robots es su proliferación. En palabras de Norman Yee, supervisor de la ciudad en cinco años podría haber 20,000 robots circulando en San Francisco, colapsando las vías de circulación.
Su incorporación a la vida cotidiana se ha ralentizado con las normas aprobadas recientemente, pero la tendencia hacia la extensión de su uso es firme.
Los clientes rentan robots de vigilancia por unos siete dólares la hora. Los robots graban, transmiten y almacenan imágenes. Pueden proporcionar imágenes térmicas y leer las placas de los vehículos, reproducir mensajes previamente grabados y detectar personas en lugares donde se supone que no deben estar.
Una de las empresas que los proporciona es Knightscope, de Mountain View, California. Las empresas Stanford Shopping Center, Qualcomm y Uber entre otras, ya han incorporado los servicios de los robots.
En esta columna se trató, hace varios años, la posibilidad de que hubiera robots que actuaran autónomamente y decidieran si estaban en presencia de un enemigo y si tenían que eliminarlo, (”Robots asesinos”, 10/10/2013).
El gobierno de Estados Unidos lanzó en junio del 2013 un proyecto de investigación cuyo objetivo era construir a corto plazo robots autónomos capaces de matar, robots asesinos. Y esos robots tarde o temprano serán una realidad y entrarán en acción. Un video de ficción (“Slaughter robots”, en español “Robots que masacran”) alerta sobre esa realidad cercana.
Si la utilización de robots en funciones de patrullaje y control de personas ya es una realidad, y si los robots asesinos ya han sido adelantados por el uso de drones, y si próximamente habrá dispositivos más pequeños y sofisticados para matar, el ser humano será abrumado por una nueva tecnología que hará omnipresente el control y el asesinato.
La gran mayoría de los habitantes del planeta desconocen el siniestro futuro que están preparando técnicos, científicos y funcionarios de cuyo juicio sensato tenemos todo el derecho de dudar. El mayor control no nos hará más libres sino que hará más poderosos a quienes manejen los robots. George Orwell se quedó corto con el futuro que pintó en “1984”.