La semana pasada resultó muy interesante observar dos posiciones, no opuestas, solo diferentes y con matices, con respecto a un mismo tema, el abuso sexual masculino, la de las mujeres de Hollywood y la de algunas artistas e intelectuales francesas encabezadas por Catherine Deneueve, si se analizan bien las declaraciones y los textos, ambos coinciden en la tolerancia cero a la violación y al abuso sexual.
Si bien las redes sociales, que responden la mayoría al esquema tradicional de poder, en algunos casos lo ha querido mostrar como un desacuerdo entre feministas, ¡es que ya ven cómo son las mujeres, ni siquiera entre ellas se pueden poner de acuerdo y se atacan entre ellas!, ¡no hay peor enemigo de las mujeres, que las mujeres mismas! y demás tonterías por el estilo.
Es una estrategia ya muy manida del patriarcado la consabida consigna de “divide y vencerás”, como ya la conocemos y sabemos el daño que nos hace, pues ya no tan fácilmente caemos en esa provocación.
El feminismo no pretende que todos y todas estén de acuerdo, lo que busca garantizar es el respeto a las diferencias, sin que eso signifique ganador o perdedor, el sistema todo lo hace una competencia, es otra más de sus triquiñuelas, cuando hay competencia hay un ganador en opuesto un perdedor, es decir palomea a uno y tacha al otro, es así como se ha impuesto, con ésta visión binaria, la supuesta supremacía masculina.
No hay conflicto en la posición de las norteamericanas y las francesas, más bien abonan a la idea central de que ya es tiempo de hablar claramente y sin tapujos de los abusos sexuales que cometen muchos hombres en cualquier ámbito, porque pervive esa idea machista de que las mujeres y sus cuerpos están para el placer, uso y abuso de los hombres, sin ninguna consecuencia, vamos ni siquiera el señalamiento social.
Es también importante señalar, lo que enfatizaba Marta Lamas en un programa matutino sobre la delgada línea, la sutiliza que hay entre el acoso, y lo que definieron las francesas, como una torpe insistencia masculina, la respuesta que dio Catalina Ruíz fue contundente, hay avances masculinos que no te hacen sentir acosada, pero hay otros que sí, y subyace en éste último la idea patriarcal de que las mujeres están ahí para disposición de los hombres, en suma relaciones de poder.
Es también muy importante seguir hablando sobre el papel que debe jugar en las futuras interacciones entre hombres y mujeres, el consentimiento verdadero, no aquel obligado, tiene que quedar muy claro que un sí abierto y firme, es sí, y todo lo demás es no, pero para que eso ocurra hay que empoderar a las mujeres, es decir que sean dueñas de sus cuerpos y de sus vidas y también impulsarlas a ser muy asertivas, que puedan decir sí, cuando quieran decir sí y que puedan decir no, cuando quieran decir no, sin ninguna consecuencia negativa.
Todo esto me hace recordar una plática que se dio hace muchos años en una fiesta familiar, el tema del acoso y del abuso salió a relucir, mi hermana Carmen decía y con mucha razón, que todas las mujeres de la familia podíamos contar un anécdota de abuso o de acoso sufrido en carne propia.
Mi hermano Armando se sorprendió sobre manera, dijo algo como “yo sabía que existía, pero no a ésa gran escala”, pues sí el acoso y el abuso ocurre a diario y en cualquier ámbito, por eso es necesario seguir hablando, seguir legislando para desterrar ésa práctica común machista, hasta que logremos tolerancia cero a éste crimen.
No, las feministas no estamos en desacuerdo respecto a éste tema, coincidimos en el fondo, las formas son distintas, eso es todo, que las inercias no nos lleven a mirar solo un árbol, cuando hay todo un bosque a su alrededor.