¿Usted qué hubiera hecho si en el salón de clases de la secundaria donde estudia dos compañeras le hubieran propinado una tunda a otra?

¿Usted qué hubiera hecho si dos de sus compañeras de secundaria le hubieran dado a usted una golpiza dentro del salón de clases y ante la vista de todo el grupo?

¿Usted qué hubiera hecho si dos alumnas de la secundaria que usted dirige   hubieran agredido física y verbalmente a una de sus compañeras?

¿Usted qué hubiera hecho si la niña violentada fuera su hija?

¿Usted cómo hubiera reaccionado si su hija fuera una de las agresoras?

Entre el jueves y viernes pasados se difundió vía redes sociales una escena de violencia contra una alumna de la Escuela Secundaria Técnica 55 de Ciudad Sahagún, que dura varios minutos durante los cuales dos niñas arremeten contra su compañera a cachetadas, puntapiés, insultos, jalones de cabello y burlas.

Los hechos suceden en un salón de clases donde se mantiene la puerta cerrada y se puede observar que además de la víctima y las agresoras hay otras niñas: después llegan los varones e ingresan al aula; mientras ellos se van acomodando en sus lugares sigue la agresión hacia la niña.

Nadie intenta impedir que continúe  la golpiza contra la adolescente; niña: nadie sale del salón para pedir ayuda; nadie entra al salón para ver por qué está cerrado.

Las niñas agresoras denotan una gran furia contra la otra, a la que le dicen hija de la chingada, wey, perra, no sirves para nada, pendeja. La niña agredida se mantiene firme, no se aprecia que llore pese a que recibe continuas sesiones de bofetadas, no obstante los constantes puntapiés y jalones de cabello. Ella sólo frota los cristales de sus antejos con la orilla del uniforme o con la punta del suéter, como encontrado consuelo en esa acción o como esperando que alguien la auxilie o como soportando estoicamente un castigo merecido.

En entrevista  con un medio de información, la secretaria de Educación Pública  del estado, Sayonara Vargas, explicó que la dependencia tomó cartas en el asunto  al remover al director del cargo para averiguar si es responsable de negligencia, al  asignar a las niñas a otra escuela y al brindarles atención psicológica a las tres alumnas y a sus familiares.

Dijo que al enterarse de la situación se actuó de inmediato y se activaron los protocolos de actuación establecidos en caso de “abuso, acoso y maltrato”, los cuales fueron mejorados desde el 13 de diciembre de 2017.

A las tres adolescentes se les está dando apoyo de manera integral y se vigilará que no sean estigmatizadas por los hechos ocurridos.

Al ver el video en comento me llamó la atención la ira que externaban las agresoras y la pasividad con la que actuaba la agredida, como si se tratara de una rutina a la que ya estaba acostumbrada.

 

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