Tanto en política como en la vida real, tarde o temprano todo ser humano debe enfrentar las consecuencias de sus actos, y eso es lo que parece que en estos momentos aplica como algo que es inevitable y que tenía que darse o llegar tarde o temprano, y que todos tendrán que asumir con responsabilidad para evitar que esa cadena de errores lleven al país a peores condiciones sociales y políticas.
Ejemplos para mostrar que esto es real en estos tiempos es lo que más sobra, y una pequeña muestra de ello es lo que se da en la llamada casa del pueblo, que es el Congreso del Estado, que hace casi diez años y después de una serie de manifestaciones, decidieron cercar el lugar para que el acceso sea vigilado, controlado y hasta en algunos casos restringido.
Este, como muchos otros casos, para los que forman parte de instancias como la señalada es para evitar posibles actos de violencia, además de que no se interrumpa el trabajo, mientras que para los inconformes, por lo que hacen y los resultados que entregan, muchos de los servidores públicos son los que deberían estar más vigilados y restringir su salida hasta que cumplan con sus compromisos porque muchos los consideran más peligrosos que aquellos que van en demanda de que se cumpla lo que se ofreció.
El caso es que un ex legislador como muchos ya en esa etapa, aprobaron la vigilancia en los edificios públicos y ahora hasta ellos mismos con cara de desaprobación tienen que hacer largas filas en busca de algún funcionario o legislador, con lo cual queda demostrado que solamente son víctimas de sus propios actos y que incluso al resultar favorecidos en su momento ahora sufren las consecuencias.
Lo mismo sucede en la política no solamente nacional sino en la del estado, donde parece que muy poco se ha aprendido del verdadero uso que se le puede dar al voto ya que una y otra vez se cae en la misma trampa de quienes buscan el poder y eso les lleva abrir de más la boca para ofrecer hasta lo imposible con el propósito de que puedan ser apoyados para llegar al poder, con el cual simple y sencillamente se les olvida todo lo que prometieron y lo que les fue solicitado.
Sí alguien quiere un ejemplo de lo que sucede en el país y que sin mayores trámites se refleja en el estado, es que en el momento en que un funcionario asegura que no va haber incremento en el precio de los productos de la canasta básica, el gas, las gasolinas o los servicios, la realidad es que es un llamado para que todos se preparen porque todo eso ya está aprobado y nada ni nadie puede evitarlo.
Por esa y muchas razones más se espera que esta vez la población de más de 30 años, porque los jóvenes ya no se dejan engañar tan fácil, razonen bien hacia donde estará dirigido su voto, además de cuidarlo, no sin antes escuchar y analizar las propuestas de los aspirantes a todo cargo de elección popular que están en juego, porque ya es muy fácil saber por las experiencias anteriores y actuales, respecto a quién miente y quiénes cumplirán con lo que ofrezcan.