¿Quién no recuerda o está en esa etapa de descubrimiento personal? Sí, a los 17 años somos unas personas aún en búsqueda de nuestra identidad, peleamos a diario con nuestros padres, hacemos tonterías en la escuela, nos enamoramos de personas que tal vez no sean las indicadas y creemos que el universo gira a nuestro alrededor.

Lo anterior es en resumen la vida de Christine “Lady Bird” McPherson, una joven de 17 años que estudia su último año de preparatoria en una escuela católica ubicada en los suburbios de Sacramento, California en Estados Unidos, durante el año 2002.

El apodo de “Lady Bird” no es gratuito, Christine es una impulsiva y rebelde chica que vive con sus padres, su hermano adoptivo y la novia de este. Ella, ante todo, busca hacer su voluntad, busca vivir libre (como ave) y lograr a toda costa lo que busca en su vida, como estudiar artes en Nueva York.

La película, escrita y dirigida por la joven Greta Gerwig, a quien podrás recordar por su primer protagónico como actriz en la cinta de Noah Baumbach “Frances Ha”, o su pequeña participación en la cinta de Woody Allen “A Roma con Amor”, se basa en vivencias personales para relatar esta historia, que aunque podrá parecer sencilla y predecible, su narrativa radica en momentos de vida y cómo el personaje interpretado por la estupenda Saoirse Ronan nos llevan de la mano como espectadores en este coming of age.

Gerwig se encarga de escribir diálogos directos y sin rodeos, siendo la relación de Christine con su madre el ejemplo más evidente de la habilidad de la directora para dotar de personalidad a los personajes, principalmente a estos dos, quienes mantienen una constante lucha de egos y poder pese al gran amor que se tienen.

Asimismo, personajes como el bondadoso pero perturbado padre de Chrisitne, la mejor amiga de esta misma en su escuela, sus dos parejas que son dos polos totalmente opuestos (memorables actuaciones de Lucas Hedges y del nominado al Oscar Timothée Chalamet como los dos primeros grandes amores de Lady Bird), entre otros, dan una gran personalidad a esta cinta de corte independiente.

Dentro del tratamiento de este modelo de etapa de crecimiento, Gerwig juega con temas como el descubrimiento del amor y la sexualidad, las metas y frustraciones, pero sobre todo, cómo para Lady Bird hace eco en su identidad su situación familiar y el lugar en donde vive, que a pesar de odiarlo como un cliché del adolescente en busca de una mejor vida, la hace ser quien es.

Pese a tocar todos estos temas, la directora se centra principalmente la relación madre-hija, una relación que luce dañada pero que a la vez el cariño entre ambos personajes logran momentos memorables entre las actuaciones de Ronan y Laurie Metcalf (Supergirl) como la madre de Lady Bird.

La cinta en metraje es concisa y apenas llega a un poco más de los 90 minutos de metraje, lo cual también habla del cómo Gerwig busca ser ágil al momento de llevarnos de la mano de este personaje para entenderlo, vivir junto a ella sus aventuras y a la vez transmitir su sentir en esta etapa juvenil que la mayoría hemos vivido de alguna u otra forma.

Al final, esta comedia que a primera vista pareciera ser sencilla y poco arriesgada, sobresale gracias a la visión muy personal de su directora y escritora, quien logra reflejar el sentir de vivir en Sacramento, pero sobre todo, que los personajes que ella escribe son muy empáticos y a la vez con los que es muy fácil identificarse.

La película ha logrado llevarse varios premios, incluyendo el Globo de Oro a Mejor Película Comedia o Musical, y el próximo domingo competirá por llevarse premios en las categorías de Mejor Actriz de Reparto (Metcalf), Mejor Actriz (Ronan), Mejor Guion Original (Gerwig), Mejor Director (Gerwig) y Mejor Película del Año.

 

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