Está muy difundida la idea de que para mantenerse hidratado hay que beber dos litros de agua por día, o su equivalente de ocho vasos de agua diarios. ¿Qué tan cierto es esto?
Sin duda el agua es esencial para la vida. Las teorías más aceptadas en el medio científico ubican el origen de la vida en nuestro planeta en el agua. El organismo de un adulto saludable está constituido en aproximadamente un 60 % por agua. Una persona que no ingiere agua muere en pocos días. La pregunta que se hace en el párrafo anterior es sobre la cantidad de agua que se debe ingerir diariamente.
En un artículo publicado en el año 2002 (“Beba al menos ocho vasos de agua al día’ ¿De veras? ¿Hay evidencia científica para el 8×8?”), se revisó minuciosamente la bibliografía existente sobre el tema y no se encontró evidencia científica que avalara la conocida regla de los dos litros de agua al día. La mayoría de las personas saludables y que realizan una actividad moderada en un clima templado parece ser que ingieren menos de los ocho vasos de agua diarios.
Es que beber vasos de agua no es la única forma de hidratarse. Muchos alimentos que consumimos contienen una gran cantidad de agua, especialmente la fruta fresca. Por ejemplo más del 90 por ciento del peso de fresas y sandías es agua. Según un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, el 20 por ciento de la ingesta diaria de agua de un norteamericano promedio, proviene de los alimentos. Otra forma de hidratarse es a través de bebidas no alcohólicas: café, té, jugos o refrescos. Por supuesto cada una de estas opciones debe ser considerada con cuidado ya que su consumo en exceso puede causar otros problemas.
Se ha afirmado que la sed no es un buen indicador de cuándo hay que hidratarse, ya que cuando se tiene sed ya se estaría deshidratado, pero ésta afirmación no parece tener sustento científico.
Como en muchos otros temas que repentinamente se transforman en algo asumido como verdad absoluta, es aconsejable manejarse con prudencia. Incluso el consumo de agua en exceso asociado con algunas patologías, puede ser perjudicial.
Si la ingesta de agua se puede realizar por distintas vías y si la sed es el principal indicador de cuándo y cuánto hay que beber, contar vasos de agua no parece ser sensato. Detrás de la promoción del consumo de agua, no podemos dejar de considerar el interés de las empresas embotelladoras, las grandes beneficiarias de la regla de los ocho vasos o de los dos litros de agua diarios.