La etapa de intercampaña por la que atraviesa el proceso electoral en el país se caracterizan por la organización y el reacomodo de las coaliciones contendientes y por una serie de ataques que pegan directamente contra  la figura do e Ricardo Anaya, a quien se le achacan acciones de lavado de dinero y de enriquecimiento inexplicable.

La estrategia del PRI se entiende en dos tiempos. En el primero por medio de diferentes estrategias se encargará de debilitar al candidato de la alianza “Por México al frente, de tal manera que lo que se le achaca o se compruebe  o el señalamiento sea lo suficientemente letal para que los partidos Acción  Nacional, de la Revolución Democrática  y Movimiento Ciudadano opten por cambiar al candidato para llegar con una figura distinta a la campaña propiamente dicha.

Ya un diario de circulación nacional mencionó a Rafael Moreno Valle como posible sustituto de Anaya en caso de que el ex presidente del PAN tuviera de dejar la candidatura a causa de que se le comprobaran los señalamientos que se le hacen o de que el daño causado por esta guerra sucia llegara a lesionar tanto su imagen que se hiciera indispensable que cediera la estafeta a otra figura y ya que Margarita Zavala cambió los colores panistas por los de independiente sería posible que  se el ex gobernador de Puebla se alzara con la tan ansiada candidatura.

El segundo prospecto a eliminar para el PRI, léase José Antonio Meade Curibreña, es sin duda Andrés Manuel López Obrador, de la coalición “Juntos haremos historia”, quien sigue a la cabeza de las encuestas y a quien se le suman constantemente distintos liderazgos.

Esta columna entiende que después de que se haya disminuido o eliminado a Anaya de la jugada, la estrategia se dirigirá  hacia El Peje, quien ha armado de paciencia para no abrir frentes en su contra e incluso ha revelado su postulado de “amor y paz” y su actitud de no engancharse.

Con toda seguridad al ex jefe de gobierno de la Ciudad de México en los tiempos en los que se llamaba Distrito Federal la alianza PRI, PVEM y Panal le tiene preparada una sorpresa y habrá que ver si tiene algo que ver con el señalamiento que le hiciera su contrincante en el sentido de que Andrés Manuel López Obrador es un “fantasma fiscal”, esto porque en opinión de quien fuera secretario de Hacienda y Crédito Público el candidato de Morena debe aclarar por qué no tiene tarjetas bancarias ni cuentas de cheques y por qué maneja sólo dinero en efectivo.

Andrés Manuel tendrá que explicar cómo ha vivido, cómo ha mantenido a su familia; tendrá que explicar cómo se le hace para tener una participación pública y privada sobre la base de manejarse en (dinero en) efectivo, sin tarjetas de crédito, sin cuenta de cheques; para manejarse en términos fiscales como un fantasma y en términos reales como una persona que no tiene existencia en el mundo financiero y, en consecuencia, no puede rendir cuentas de la forma en que ha vivido”.

Por ese rumbo se entienda hasta ahora, que vendrá el ataque contra el candidato de la alianza “Juntos haremos historias”.

En tanto, la candidatura de Meade se ve amenazada por las acusaciones de que el presidente Enrique Peña Nieto tiene metidas las manos en el proceso electoral, principalmente por la intervención de la PGR en el caso Anaya.

Si la intercampaña es el preámbulo de lo que será la verdadera campaña, lo que sigue es esperar el espectáculo que protagonizarán los candidatos con partidos, los sin partido y los aliados de ambos y sus secuaces.

 

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