Mientras cientos de pachuqueños se preparan con gran devoción para representan este viernes, con el mayor realismo posible, el calvario y crucifixión de Jesús, miles más se alistan para hacer de estas representaciones un auténtico romerío, con la venta de alimentos, aguas frescas, dulces, juguetes, sombrillas y sombreros, ropa y hasta discos compactos “piratas” con música y películas.

Las representaciones vivientes de los viacrucis, principalmente los de Cubitos y El Arbolito, atraen entre 10 mil y 15 mil espectadores cada uno de los antes citados, de acuerdo a la Secretaría de Turismo; una concentración que permite a cientos de comerciantes ambulantes y semifijos “hacer su agosto”.

Desde temprana hora, ya desde la calle de Guerrero y su ascenso hasta la mina de El Cuixi, en el barrio de El Arbolito, se instalan o caminan con su mercancía a cuestas, comerciantes que ofrecen desde botellas con agua, jugos naturales, raspados, helados, paletas, chicharrones de harina “preparados” y simples, además de bolsas con cacahuates, galletas y caramelos sueltos.

Observar desde la representación del juicio a Jesús, hasta su muerte en la cruz, da oportunidad también de alimentar o apagar la sed de los espectadores con rebanadas de pastel, gelatinas, flanes, aguas frescas de futas y helado tepache.

Ya en la mina El Chuixi, disputando el espacio a las cruces de madera, se instalan puestos de tacos de todo tipo, de hamburguesas y hot dogs.

En el cerro de Cubitos, para observar desde lo alto el avance de Jesús con la cruz a cuestas, propicia la instalación de un auténtico tianguis en el que lo mismo se ofrecen mangos rebajados con chile y “miguelito”, que tortas de tamal y atoles, tacos de carnitas, de barbacoa, “de canasta”, dorados y sumergidos en salsa, cocteles de mariscos y pescado frito, hasta “comida corrida con tortillas de comal.

Son las paletas de limón, los raspados  de sabores, las aguas frescas en bolsas de plástico y popote, y hasta humildes naranjas partidas y con chile piquín, lo que más demandan quienes resisten bajo los rayos del sol el momento de la crucifixión.

De regreso a casa, concluida la representación, las familias encuentran en las inmediaciones de los escenarios la oferta, en puestos, cajuelas de camionetas o en canastas, oferta de pollos ximbó, asados a la penca, enchilados, además de platillos como tortitas de camarón con romeritos y nopales en salsa roja, envoltorios con charales sazonados, ensalada de nopales, salsas preparadas y tortillas de comal.

Incluso niños de corta edad jalan la ropa de los transeúntes para ofrecerles palanquetas u otros dulces, ramos de cilantro, bolsas con nopales, con hojas de mixiote, entre otros productos.

Esto más parece una fiesta que un recordatorio del sufrimiento de Jesucristo”, se queja una anciana mientras camina con dificultad para llegar a la calle de Pino Suárez, entre decenas de puestos y ambulantes que invaden el lugar, los que aseguran, pagan “derecho de piso” al Ayuntamiento para que se les permita trabajar.