En el hemisferio norte ha llegado la primavera, la estación del año que se asocia con el renacer de la vida después del invierno. Temperaturas más moderadas, flores y trinos de pájaros pueblan el imaginario colectivo. Los lugares comunes como “la estación del amor” se repiten en los medios de difusión.
Hace más de 55 años, en Septiembre de 1962 se publicó el libro “Primavera silenciosa”, escrito por Rachel Louise Carson, quien falleció dos años después, en1964. Carson era bióloga marina y zoóloga, y describe en su libro los efectos devastadores del uso indiscriminado de pesticidas, los venenos que se generalizaron en la agricultura después de la Segunda Guerra Mundial. Los venenos que no sólo eliminan las plagas (transitoriamente) sino que contaminan el medio ambiente y una de sus víctimas eran las aves, que se alimentaban de insectos envenenados. En algunos lugares habían desaparecido. Llegaba la primavera y no se escuchaban sus trinos. Era una primavera silenciosa.
En un párrafo de su libro Carson plantea la situación con claridad: “Por primera vez en la historia del mundo, todo ser humano se halla ahora sometido al contacto con sustancias químicas peligrosas, desde su nacimiento hasta su muerte”. Y luego analiza a los venenos, a los que llama “el elixires de la muerte”: DDT, endrín, malatión y una larga lista. Se detallan en el libro los efectos de los agrotóxicos sobre los cursos de agua, y los casos de cáncer relacionados con herbicidas.
En los años transcurridos desde la publicación de “Primavera silenciosa”, la situación no ha hecho más que empeorar y las empresas productoras de los agrotóxicos han multiplicado sus ganancias. El estudio “Los cultivos genéticamente modificados, el glifosato y el deterioro de la salud en los Estados Unidos de América” publicado en el 2014 en el Journal of Organic Systems muestra una fuerte correlación entre los cultivos genéticamente modificados que emplean el herbicida glifosato ¡y unas 22 enfermedades! Entre las enfermedades se encuentran el mal de Parkinson, distintos tipos de cáncer, diabetes, Alzheimer, enfermedades renales, hipertensión, obesidad y esclerosis múltiple, entre otras.
La industria de los agrotóxicos intentó impedir la publicación del libro presionando a la editorial Houghton Mifflin. También pusieron en cuestión los datos, la interpretación y los méritos científicos de Carson. Fue un antecedente de lo que ahora es habitual, el uso del “bullying” empresarial contra los científicos que cuestionan sus productos. Ninguna de sus maniobras tuvo éxito. El libro es un clásico, prolijamente documentado y escrito de una manera clara y emotiva, debería ser una lectura obligatoria para todo aquel interesado en la preservación de la vida en nuestro planeta.