Desde hace unos días el debate sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) acapara la atención. Y es que, el puntero en las encuestas electorales – y quien parece inalcanzable – Andrés Manuel López Obrador, ha dicho una y otra vez que ese proyecto lo suspendería en caso de ser presidente de México.

Son buenas las razones que esgrime AMLO para argumentar su razonamiento. Según sus datos, el hundimiento en la zona donde ya se construye el NAICM es equivalente a más de un metro por año. Es decir, al ser una zona donde había un lago la tierra es muy blanda y presenta constantes movimientos. Por tanto construir en ese sitio conlleva un gran riesgo y una incalculable inversión. Porque a cada rato habría que estar haciendo las modificaciones pertinentes.

A su vez, la nueva construcción podría evitarse si se habilitara otro aeropuerto alterno que ya existente en una zona militar. Esto es, hacer que la base militar de Santa Lucia en el municipio de Tizayuca, se convierta en un aeropuerto comercial a la par del funcionamiento del Aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México. Con ello se tendrían tres pistas habilitadas que cubren las necesidades de movilidad aérea que necesita el país.

Aunado a lo anterior, vale la pena recordar que dentro de sus propuestas AMLO también contempla un tren suburbano para conectar a la ciudad de Tizayuca con la Ciudad de México. Es decir, dentro del paquete de proyectos por realizar – si es que López Obrador gana la presidencia – está incluido un medio de movilidad para los usuarios.

Bajo estas dos premisas parece lógico que la inversión que realiza el actual gobierno no se justifica del todo. Debido a que se invertirá una cantidad muy elevada de recursos públicos para un nuevo proyecto que parece inviable.

Pero a la par de la discusión, algunas voces expresan que es necesario el NAICM por otras razones. Entre ellas, aseguran que el tráfico aéreo sería muy complicado si funcionan dos aeropuertos a la vez. Aunado a lo anterior, la base militar citada tendría que ser inhabilitada y eso también tendría un costo debido a que esas instalaciones deberán modificarse y adaptarse a un aeropuerto comercial.

Esa discusión parece razonable, sin embargo, hace apenas unos días se filtró información sobre los contratos de algunos servicios que se licitaron en aquel NAICM. Por ejemplo, la barda perimetral presentó un costo inicial de 1, 157 millones de pesos. Ahora, sin embargo, por cuestiones de materiales presenta un costo de 2, 930 millones. Casi el doble del presupuesto inicial. Son dos las empresas constructoras que “ganaron el concurso” para hacer dicha obra. No obstante, esas empresas no existían hasta hace muy poco y los nombres que aparecen en las actas respectivas son falsos.

De tal manera, que nuevamente el cáncer de la corrupción se encuentra presente en estas construcciones que realiza el actual gobierno. Hay intereses muy fuertes en torno a las inversiones que se han realizado para realizar un nuevo aeropuerto.

Incluso la información que sigue fluyendo habla de la compra masiva de terrenos aledaños a dicho proyecto con la intensión de obtener ganancias con la plusvalía que deje la consumación de tal obra.

Un ejemplo más de los abusos que se cometen dentro del poder político cuando los proyectos de esta magnitud no son evaluados por expertos sino avalados por la élite en el gobierno.

 

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