Este año el consolidado directo Steven Spielberg se adelanta a la temporada de verano y estrena un blockbuster de gran magnitud, basado en la novela del escritor estadounidense Ernest Cline, Ready Player One: Comienza el juego” es un claro ejemplo de cómo acertar al retomar referencias de la cultura pop en una época donde se explota el factor nostalgia de forma tan gratuita y a veces, de forma tan fallida.

Steven Spielberg en set de "Ready Player One"
Steven Spielberg en set de «Ready Player One»

Esta historia nos lleva a un futuro distópico, donde el mundo está en decadencia, y la única forma de escapar a una realidad tan pesimista, es refugiarse en un mundo de realidad virtual llamado “El Oasis”, en donde personas de todo el mundo entran a fin de competir en un mundo de videojouego en donde pueden ser quien ellos quieran.

Uno de ellos es Wade Owen Watts, un joven huérfano de Estados Unidos que vive con su tía y que es uno de los más destacados jugadores del “Oasis”. Pero como todo videojuego, el gran objetivo en este mundo para Wade (alias Parzival en este mundo virtual) es ganar a toda costa la herencia del creador de este mundo de fantasía, pero el cual se ve frustrado para quien se atreva a intentarlo, por un grupo de cazafortunas llamados Sixers, quienes buscan a toda costa obtener el tan ansiado premio.

Me atreveré a ser realista y cínico, la nueva película de Spielberg no ofrece nada que no hayamos visto antes en cine. Vendrán a la mente del espectador películas como “Matrix”, “Ralph el Demoledor”, “Tron Legacy”, entre otras, que se desenvuelven en mundos parecidos al Oasis y con personajes de características similares.

Sin embargo, soy fiel creyente de que en ocasiones no es tan importante que te cuente una película, sino como te lo cuenta, y quién más para lograr hacer un trabajo cinematográfico eficiente que alguien con tanta maestría en el storytelling como Spielberg.

La adaptación de la novela de Cline es en su mayoría una película que se soporta de Imágenes Generadas por Computadora (CGI), dejando un aproximado del 30 por ciento del metraje con actores reales, entre los que destaca Ben Mendelsohn como un memorable antagónico.

Los efectos especiales que emulan este mundo virtual, las carreras de autos, las campañas de batallas bélicas y la batalla final por conquistar “El Oasis” son soberbias, bien planeadas, con un ritmo que provoca emoción y que mantendrá a quién la vea al borde de su asiento. ¡Spielberg siendo Spielberg!

Otro de los grandes atributos de este filme es que mantendrá a los más nerds contando referencias durante toda la película: desde cameos de personajes de videojuegos, pasando por referencias a clásicos del cine y con canciones ochenteras que pondrán a tararear a varios.

La definición de blockbuster se debe mucho a este director, y en esta cinta sabe empalmar una buena historia, con grandes atractivos visuales y de producción, así como secuencias memorables y un ritmo que nunca se detiene.

“Ready Player One” no se puede imaginar en manos de otro director más que Spielberg, con su deleite visual y con la forma de contar una historia para las masas pero sin perder la profundidad de su temática, que dejará varias secuencias en el colectivo cinéfilo y nerd por mucho tiempo haciéndolos volver más de una ves a repetir este festín de la cultura pop en salas de cine.