Con la llegada de la Semana Santa se multiplicó la oferta de los más variados productos comestibles y artículos de temporada en las inmediaciones del mercado Primero de Mayo, en Pachuca, en donde se puede encontrar, literalmente, de todo.
Caminar a empellones y pisotones no desalienta a las personas a transitar entre los puestos, en el piso, con la mercancía sobre lonas o plásticos, en el atrio de la iglesia de La Asunción, o en el tramo de los portales junto a este templo.
Y es que en estos espacios, no mayores a unos 100 metros cuadrados, pueden comprarse desde moras recién cortadas hasta hojas de plátano para tamales, artículos religiosos y hasta pomadas que, se dice, lo curan todo.
En el piso se apilan las “sardinas” con frutos frescos como moras, con flores de maguey, colorines, huitlacoche, además de manojos de cilantro, perejil, papaloquelite, acelgas, espinacas, huauzontles, flor de calabaza, entre muchas hojas comestibles más, así como “montones” de calabazas tiernas, de duraznos, mangos, plátanos, manzanas o perones, rábanos, remolacha o betabel, nabos, etcétera.
Se ofrecen además, el bolsas de plástico, las naranjas, piñas sin cáscara; nopales, criollos y silvestres; zanahorias, chícharos, elotes o berenjenas.
Camina la gente pesadamente entre la multitud, para encontrar artículos como “sopladores” de fibra natural, anafres de todo tamaño, rejillas metálicas y bolsas con carbón; comales metálicos y de barro, cazuelas de barro, artículos de cocina, palas y cucharones de madera, entre muchos más.
No falta también la oferta de hierbas medicinales que lo mismo curan la ciática que el “mal de hojo” (sic), los padecimientos renales que el mal olor de los pies, las infecciones “de mujer” que la impotencia sexual, además de la “manteca de pan puerco” para la indigestión.
Los consumidores que acuden a esta zona encuentran además todo tipo de juguetes artesanales, prendas de vestir de manta y popelina bordadas, sandalias rústicas, variados adornos para el cabello, además de perfumes que son imitación de marcas de prestigio mundial.
Lograr caminar unos 50 metros en angosto pasillo, entre empellones, puede tener como recompensa también un mango paraíso pelado y con chile piquín, vasos desechables de un litro o medio litro de aguas frescas, raspados, paletas o nieves artesanales.