De esas veces que te llega por Facebook información o videos de diversos temas, de bote pronto vi uno sobre una mujer colombiana, física de profesión que habló sobre la necesidad de romper con los estereotipos, ¡que mala onda!, pero ni en su nombre me fije, la quise buscar después y no la encontré.

Me llamó mucho la atención que comparara a los estereotipos con los hoyos negros que existen en el espacio, esos que se tragan todo, incluso la luz, ella dice que los estereotipos son como hoyos negros sociales que se engullen a  gente brillante e inteligente.

La física colombiana habla de su propia historia, sin duda de enorme resiliencia, nació en una zona muy pobre del país sudamericano, nadie de su familia fue a la universidad, ni sus vecinos ni sus amigos, con el apoyo de su mamá, ella se hizo un plan B, pero para eso tuvo que romper todos los estereotipos que se imponían alrededor de ella.

No sólo fue a la universidad, sino que estudió física, profesión que según los estándares de género no es propia para una mujer, hizo una maestría y un doctorado en Europa, es además ganadora del premio JC Maxwell de física. Solo cuatro mujeres más en el mundo han obtenido ése galardón.

Esta increíble mujer resiliente decía que plantearse un plan B requiere de mucha osadía, es un enorme salto el que hay que dar para salir fuera del pequeño aro que se nos ha impuesto.

Me hizo recordar cuando hace muchos años me di cuenta que en México no todas ni todos gozamos de las mismas oportunidades. Mirando por la ventanilla del autobús que me llevaba a la universidad, vi a una joven de mi misma edad, vendiendo dulces en un semáforo.

Pensé: ¡Esa muchacha podría haber sido la mejor periodista de México, pero está vendiendo dulces en un semáforo!, y así me fui imaginando a decenas y decenas de jóvenes hombres y mujeres, cómo talentos perdidos, cómo futuros profesionistas que se quedaron solo en un sueño, precisamente cómo la física colombiana dijo, engullidos por un hoyo negro social.

Fíjense que estoy en un grupo, un chat, de mujeres feministas en donde tratamos los más distintos temas, damos nuestro punto de vista, leemos a las demás, opinamos; es muy enriquecedor, el último tema que tratamos fue la resiliencia.

Coincidimos en general, que no estamos en contra de la resiliencia, la capacidad de adaptarse y avanzar a pesar de todo, pero que eso de tener que ser fuertes a cualquier precio, no es lo mejor porque estamos dejando de lado y haciéndole muy cómodo el camino a quienes tienen por obligación que, (gobernantes y personas dedicadas a la política), crear las condiciones óptimas para que todas y todos en México puedan cumplir con sus proyectos de vida.

María Martín Barranco lo escribió así de claro, cuando se trata de lo personal:” Mi abuelo me enseñó que ante las decisiones de la vida había que hacerse tres preguntas ¿quiero? ¿puedo? ¿debo? Porque deber no es querer, ni es poder. Porque poder, no es deber, ni querer. Porque querer no hace ni que puedas, ni que debas. Y en el equilibrio de esas respuestas está nuestro propio equilibrio”.

Por eso amigas, amigos, saber de la estafa maestra que se urdió en la Secretaria de Desarrollo Social de México , precisamente la institución con mayor responsabilidad en lograr las mejores condiciones sociales para todas y todos, ¡hace que me hierva la sangre!.

La ambición de unos cuantos ha dejado hipotecado el futuro de millones de mexicanas y mexicanos.

 

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