A unas horas de conocer la noticia de la dimisión de Margarita Zavala a la contienda presidencial, los analistas han reacomodado las piezas del tablero político nacional. Aunque, hay que decir con franqueza que la decisión de Zavala no cambia demasiado el espectro.

Zavala tuvo que nadar contra corriente desde un inicio; fue señalada por la manera de conseguir las firmas necesarias para hacer posible su candidatura, después se cuestionó su propia definición en la política (¿A quién representaba Zavala? ¿A sectores conservadores del PAN? ¿A los independientes? ¿A Felipe Calderón?), por último, Margarita no pudo sacudirse la sombra de su esposo. Se le veía como la continuidad de un sexenio de triste memoria.

Llama la atención los argumentos que utiliza Zavala para dejar la candidatura a la presidencia. Dice ahora que la contienda es inequitativa (debido al mínimo financiamiento público que recibió, los espacios de radio y tv que también la ponen en desventaja por ser candidata independiente). Pero esas condiciones estaban previstas desde un inicio. Que ahora no se diga engañada. Esas condiciones las sabia y simplemente su campaña no obtuvo la aceptación que se pensaba. Por eso se baja de la candidatura.

Por principio de cuentas hay que decir que el más beneficiado de esta renuncia es Ricardo Anaya; el actual candidato de la Coalición Por México Al Frente, quien no sólo se consolida como la figura fuerte del panismo nacional sino que ahora tiene un margen de maniobra para realinear a su partido hacia esa política de coaliciones que tanto le gusta.

En este sentido cabría la posibilidad de cambiar de nombre al partido y pensar en una refundación de aquel con la intención de presentarse con otra fachada en un futuro cercano. Sin la sombra de Zavala, el llamado “niño maravilla” podrá hacer su voluntad (como hasta ahora) dentro de las filas de Acción Nacional porque los puritanos se han ido.

Otro de los beneficiados es el votante. Porque con opciones reales y competitivas puede tomar mejores decisiones. Considero que la candidatura de Zavala no abonaba nada al sistema democrático. Por el contrario, representaba confusión para el electorado medio que veía a Zavala como abanderada de Acción Nacional más que como participante independiente.

Ahora bien ¿quiénes eran los partidarios de Zavala? Creo que en buena medida los que se opusieron a una alianza con el PRD. De tal manera, que esos votos (pocos para decir verdad) tenderán (si se trata de un voto razonado) hacia Morena. Porque en este momento el principal opositor que puede sacar al PRI  de los pinos es justamente la oferta política que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Pero cabe otro razonamiento. Quizá esos votos que formaban parte del capital político de Zavala vayan al PRI. Es probable que desde las oficinas de Zavala se sugiriera adherirse a la campaña de José Antonio Meade. No suena tan descabellado porque es bien conocida la relación estrecha entre Felipe Calderón Hinojosa (esposo de Zavala) y el candidato del PRI y sus aliados.

Lo queda al final del día es un sabor amargo de boca. Porque la posibilidad de tener aspirantes presidenciales por la vía independiente deja mucho que desear. Al menos en esta elección, los candidatos “sin partido” no fueron capaces de mostrarse como opciones reales dentro del espectro político.

Al contrario, lo que ahora se especula es qué papel jugará la ex aspirante presidencial en los días que quedan de la campaña electoral. Sería un duro golpe a la credibilidad de Zavala que se sume a otro aspirante y comprometa su capital político en decremento. Pero en política todo puede pasar.

De tal manera que vamos a ver en lo posterior donde ubicamos a Zavala porque una vez que los políticos prueban las mieles del poder no regresan a su casa a disfrutar de la plenitud de la vida. Por el contrario, buscan afanosamente otra posición de poder hasta logra ver coronados sus anhelos.

Mientras tanto, el nombre de Margarita Zavala aparecerá en las boletas de la elección porque éstas ya se están imprimiendo (Zavala debió de tener conciencia de esto), también hay que decir que Zavala no asistirá al próximo debate presidencial del domingo 20 de mayo (cuestión que modifica toda la logística del evento).

 

 

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