Desde la más remota antigüedad los basureros y los incendios han estado relacionados. El Valle del Hinom, en las afueras de la antigua Jerusalén  que traducido al griego se convierte en Gehenna, era un lugar donde se ofrecían sacrificios humanos a Moloch y luego se convirtió en el basurero donde ardía continuamente el fuego. Era el infierno, el lugar del fuego eterno.

El mundo desarrollado, generador de enormes cantidades de basura, ha multiplicado los basureros que llegan a adquirir dimensiones gigantescas, y con ellos, el peligro de los incendios ya sean accidentales o intencionales. Los tiraderos de basura a cielo abierto, constituyen un serio problema a nivel mundial, un problema de salud global. Se estima que reciben el 40% de la basura generada por hasta unos 4 mil millones de personas, según datos de la International Solid Waste Association. En los países con mayor capacidad económica la práctica de incinerar basura a cielo abierto tiende a desaparecer, pero siguen existiendo vertederos ilegales. Dado que la basura constituye un excelente negocio, ha caído en algunos países como Italia, bajo el control de grupos delictivos.

Desde arsénico, cianuro, hidrocarburos, metales pesados, dioxinas y centenares de productos altamente tóxicos se encuentran o se generan cuando se quema basura. Los incendios en basureros suelen ser de larga duración, como el ocurrido en el Agua Dulce, en Veracruz el año pasado, que ardió durante meses, o el actual incendio en el predio “La Cañada” de Mineral de la Reforma, que ha obligado a suspender las actividades educativas en Pachuca y Mineral de la Reforma durante dos días.

Los incendios en los basureros constituyen un problema de mayor magnitud cuando no se han separado los residuos, ya que entonces más elementos altamente tóxicos son liberados a la atmósfera, como ocurre con las pilas y material procedente de celulares, computadoras y otros dispositivos electrónicos.

Los residuos ubicados en rellenos sanitarios también pueden incendiarse cuando el relleno no se ha efectuado adecuadamente, o el sitio no es monitoreado. Estos incendios subterráneos son muy difíciles de controlar. Separar la basura y establecer plantas de reciclado son las medidas más adecuadas para tratar con el problema de los basureros y los incendios en los mismos. De otra forma el infierno seguirá creciendo a nuestro alrededor.

 

Aclaración: La lectora Amelia Jiménez me ha hecho llegar algunas observaciones sobre la anterior columna «Asperger y los nazis», que reproduzco a continuación. Me hace notar que el DSM 5 se indica con números arábigos y no con la numeración romana desde el año 2013. También que los trastornos del espectro autista aparecen en el DSM 5 englobados como trastornos del neurodesarrollo. El Síndrome de Asperger no aparece en el DSM 5  como trastorno individualizado.

 

 

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