El día de ayer concluyeron los debates que organizó el Instituto Nacional Electoral (INE) para la elección que se avecina. Fueron tres debates con el mismo número de formatos que dejaron saldos distintos para los candidatos.
Me parece que después de la realización de estos eventos los ciudadanos nos quedamos con un sabor amargo de boca ¿se pueden hacer mejor los debates? Por supuesto que sí. Pero el bajo nivel del discurso político en México no permite profundizar en algunos temas que son indispensables para el país.
Lo que nos dejan estos debates fueron muchas anécdotas más que contenidos. Y en ese tenor no podemos achacarles nada a los candidatos. Al contrario, ellos son portavoces de muchas expresiones que se encuentran en sus recorridos a lo largo del país. O quizá, sus equipos de campaña les recomiendan bajar el nivel y utilizar las plataformas de los debates para hacer cualquier cosa menos abordar un tema con la seriedad que amerita.
Sea lo que sea, con todos sus bemoles, es mejor tener estos debates que no tenerlos. No hay que huir de la confrontación de ideas; por el contrario, hay que acostumbrarnos a la disertación, discusión, y al disenso. Pero todo lo anterior con un nivel de la argumentación más elevado.
Hay que reconocer, sin mezquindad que los debates tienen un saldo positivo para los organizadores. Es decir, el INE gana mucho al fortalecer una de sus principales misiones: estimular la cultura democrática en el país.
Aunque – a mi juicio – estos debates no terminaron por oxigenar el ambiente político. Al revés, en cierto sentido sirvieron para crispar aún más los ánimos y para hacer uno que otro comentario socarrón y audaz.
Por otro lado, tengo el presentimiento que los televidentes que siguieron los debates no modificaron su intención del voto al concluir estos ejercicios democráticos. Creo, por el contrario, que los debates fortalecieron los lazos entre los votantes y sus propios candidatos.
Al menos eso se deduce cuando los convencidos por una opción salían a declararse victoriosos del debate una vez concluido el mismo. Este proceder llama mucho la atención porque hay un sin número de elementos a considerar para declararse ganador de un debate. Pero lejos de eso, como parte de una estrategia de campaña y sin mayores miramientos, en todos los debates había voces declarando ganador a uno u otro de sus candidatos. Esto al final, genera más comentarios jocosos que puntos de análisis sobre lo dicho en los debates.
Falta muy poco para celebrar la elección del 01 de Julio. Y los ciudadanos ya tuvieron varias oportunidades para tomar una decisión con respecto de quién quiere que gobierne este país. De aquí para adelante se agota el debate el político y queda solamente esperar la expresión de los ciudadanos en las urnas.
Sólo faltan tres semanas más con esta algarabía política. Ojalá que los niveles de confrontación no rebasen los límites que hasta ahora han alcanzado. Hay que recordar que termina la elección y después toca trabajar juntos sin sellos partidistas.
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