¿Sabes quién es el director Michael Haneke? ¿No? Es uno de los directores europeos del cine contemporáneo más relevantes en la actualidad, y es que las cintas de este director austriaco se alejan de la cotidianeidad y se atreve a hacer una crítica social a través de sus obras.
Es “Amor”, la historia sobre dos adultos mayores que enfrentan los últimos días de su vida en su departamento, la más recordada en el colectivo cinéfilo, en parte por su temática, y por otro lado, por haber merecido el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa en 2012 y la Palma de Oro en Cannes a la Mejor Película.
¡Oh sí! Haneke es un director para analizar, y quién además tiene películas trascendentes como “El Listón Blanco”, “Juegos Sádicos” y “La Pianista”.
Este fin de semana, después de su paso por el pasado Festival de Cine de Morelia y la reciente Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, llega a salas comerciales su última película titulada “Un Final Feliz” (Happy End).
La nueva película del austriaco nos cuenta la historia sobre una familia disfuncional de la clase alta del norte de Francia, donde se tocan temáticas como el racismo, la depresión, las nuevas tecnologías y las apariencias para ocultar ante la sociedad las problemáticas que estos mismos esconden.
Haneke nunca ha sido condescendiente con la audiencia, y aunque podría pensarse que seguiría sobre una línea dramática como lo hiciera en sus últimos dos trabajos, el director golpea en la cara a la audiencia con una inesperada narrativa.
La situación de los personajes va por tres líneas: por un lado, la peculiar historia del patriarca de la familia (Jaen-Louis Trintignant) que, de las formas más absurdas, busca suicidarse; por otro, la hija mayor y la heredera del negocio familiar (Isabelle Huppert) busca mantener a flote el imperio familiar mientras lucha por lidiar con su rebelde hijo.
Pero es sin duda la historia de una de las nietas más jóvenes de la familia, en la cual el director hace esta crítica a como las generaciones más viejas afectan a las más jóvenes con su estilo de vida y sus ideologías, además de cómo afecta el uso de las nuevas tecnologías en sus vidas.
Haneke cree que la mejor forma de criticar todas estas situaciones es a través de la comedia, pero no una comedia referencial, de pastelazo o gratuita, es un manejo de la comedia negra y de situaciones que rayan en lo absurdo y burlesco.
La ironía en el título de la doceava película del director es una advertencia a su verdadero objetivo contado la historia de la familia Laurent, y es burlarse de las clases altas europeas sin ningún empacho y que podría trasladarse a las de otros países.
Ácida, incomoda y atípica, así es esta propuesta cinematográfica que es sin duda la opción perfecta para huir de la saturación de blockbusters en esta temporada veraniega.
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