En días pasados un grupo de militantes, simpatizantes y diputados electos de Morena decidieron realizar una manifestación pacífica en las inmediaciones del Congreso del Estado de Hidalgo.

El motivo de tal convocatoria tiene que ver con una serie de acontecimientos que alteran la legalidad en el estado de Hidalgo. A saber, la actual legislatura local (donde el PRI tiene mayoría) ha decidido adelantar algunos procedimientos con tal de aprovechar el margen de maniobra que todavía tiene.

De esta manera, cambió al Procurador del Estado a través de un simulado proceso de selección; nombró a un nuevo Fiscal de Delitos Electorales y ahora pretende acelerar los tiempos para incidir en la elección del titular de la Comisión Estatal de  Derechos Humanos.

Bajo un criterio mezquino, contrario a la voluntad popular expresada en las urnas y en sentido inverso a lo que ha manifestado públicamente, el gobernador del estado, Omar Fayad, utiliza su mayoría en el Congreso Local para designar a personas cercanas en cargos de alta responsabilidad.

Hay que decirlo claro, todos los movimientos antes citados son imposiciones que el ejecutivo ha mandado al legislativo con tal de impedir que los diputados electos el pasado 01 de julio que en su mayoría son de Morena, realicen modificaciones legislativas que pongan en peligro sus intereses.

A eso se debe que un grupo de personas decidieran bloquear los accesos al Congreso para que la actual legislatura no pudiera sesionar. Recibiendo a cambio una reacción violeta por parte de los cuerpos policiacos.

Vale la pena entrar a detalle con los hechos de represión que recibieron los manifestantes. Por principio de cuentas, los “bloqueos a los accesos” se hicieron desde las seis de la mañana. Con la intención de no molestar a nadie. Se trataba de acto simbólico que pudiera llamar los reflectores de los medios. Pero por el contrario, los policías que se dieron cita en el lugar mostraban una actitud beligerante desde el inicio.

Es falso que los manifestantes entraran a las instalaciones para romper cosas y hacer desmanes. Muy por el contrario, desde un inicio se apostaron en los accesos para no permitir el ingreso de las personas.

En consecuencia no había motivos para reprimir a los manifestantes como lo hicieron las fuerzas policiacas. Lo que ocurrió fue un exceso por parte de las autoridades. No tengo la certeza de quién haya dado la orden de violentar a las personas ahí reunidas pero lo que es un hecho es que el gobierno debe tomar cartas en el asunto.

Por tanto, hago un llamado a Omar Fayad Meneses, para que lleve a cabo su propio compromiso de trabajar de la mano con todas las expresiones políticas.

 

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