Los precios de las gasolinas y diésel, que en México siguen al alza pese a la estabilización del precio del crudo en el mercado mundial, son el principal factor que incide en la inflación que registra el país, de 5.04 anualizada al mes de marzo, de acuerdo a reportes del Inegi.

De acuerdo a cifras del instituto, el impacto que tenían los combustibles fósiles en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), era de 3.79 puntos porcentuales en 2010, mientras que para el 2018 el impacto asciende a 5.36 por ciento, colocándose a la cabeza en la lista.

Los segundos en la lista cuyos precios impactan fuertemente en el índice inflacionario son los refrescos, los que hace ocho años tenían un impacto de 1.09 por ciento, el cual actualmente asciende a 2.06%.

Las alzas frecuentes en los precios del gas Licuado de Petróleo es otro factor que incide en la espiral inflacionaria: en 2010 este combustible impactaba con 1.48 puntos, mientras que en la actualidad su impacto es de 2.17 puntos porcentuales.

El mantenimiento de los automóviles –sobre todo de aquellos  que solo aceptan refacciones originales, muchas veces importadas- tuvo a su vez un incremento, en este tiempo, de 0.46 por ciento, al pasar de 0.20 a 0.66 por ciento en su impacto en la inflación.

Tener “amigos especiales” y alimentarles, como es el caso de las mascotas, gravadas además con impuestos a partir de 2017, impacta también en la inflación, y dicho impacto pasó en ocho años de 0.14 a 0.58 por ciento.

Consumir agua embotellada, principalmente en recipientes de 600 mililitros, un litro y 1.5 litros impacta en la inflación; en 2010 lo hacía con un 0.40 por ciento en su contribución, mientras que este año lo hace con 0.73 puntos.

Incluso consumir tortillas de maíz, ese que es considerado el alimento de mayor consumo entre la población de menores recursos económicos, “para llenar la panza”, impacta en la inflación con 1.87 actualmente, y un alza en 10 años de 0.33 por ciento.