“Roma”, la nueva película del mexicano Alfonso Cuarón, está ambientada en los años 70 en la Ciudad de México, y nos cuenta la historia de Cleo (Yalitza Aparicio), empleada doméstica de una familia de un nivel socioeconómico medio alto que habita una casa en la colonia Roma.

Esta película marca el regreso del director a nuestro país desde “Y Tu Mamá También…” estrenada en 2001, y que, por primera vez, para relatar esta historia personal basada en su propia infancia, utiliza el recurso de la fotografía en blanco y negro, como si fuera memorias fotográficas de sus propias vivencias.

El director, además de hacerse cargo de la fotografía de su obra más personal a la fecha, también, además de dirigir y producir, vuelve a escribir el guion como lo hiciera junto a su hermano Carlos con su última cinta en México.

Así como lo hiciera con la historia de Tenoch y Julio en 2001, Cuarón explora con “Roma” la situación social que se vivía en los setenta: clases sociales, situación económica, ideologías, cultura y la situación política por la que atravesaba el país.

Cuarón quiere ser lo más preciso en detalles para llevar al espectador de vuelta a estos años, para darle contexto y lograr involucrarlo en las vivencias de Cleo y esta familia buscará sortear sus problemas mientras son testigos de los cambios en el país.

La forma en que logra transportarnos como si la película fuera una precisa máquina del tiempo, es parte por el gran trabajo del diseño de producción de Eugenio Caballero, quién a través del diseño de los espacios, los objetos y artículos que se muestran en pantalla permitan a aquellos que vivieron ese tiempo tener una regresión inmediata; y a quienes no, confirmar aquello que sus padres o abuelos les contaron.

Además del notable diseño de producción, la mezcla y edición de sonido resulta excelsa, logrando no solo hacer en la sala una experiencia inmersiva, sino que a través del sonido logran concretar este viaje al pasado.

Pero más allá de sus notables valores de producción, y de la ya particular forma de dirigir del director, lo verdaderamente relevante de la última película del aclamado director es hacernos notar que, a 40 años, los cambios en nuestro país han sido casi nulos.

¿En qué aspecto? Cuarón deja en evidencia que el machismo sigue siendo una constante en nuestra sociedad, así como la notable diferencia de clases sociales y la situación política que sigue marcando a México.

Que el director tome el punto de vista de Cleo para contar la historia no es gratuito, es un punto que servirá para la reflexión del espectador, quién, sobretodo en el último acto de la cinta, recibirá uno de los golpes emocionales más fuertes que haya dado el ganador del Oscar en su toda filmografía.

Relevante, reflexiva, con una impecable producción y una visión personal y emotiva, “Roma” nos hará cuestionarnos en donde estamos parados como sociedad mexicana y hacia dónde vamos.

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