En plena guerra fría, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos desarrollaron proyectos para usar explosiones atómicas con fines pacíficos.
En Estados Unidos se estableció el programa Plowshare el 27 de Junio de1957, con esa finalidad. Numerosos ensayos se realizaron en Nevada y otras partes del país con la finalidad de desarrollar técnicas para realizar excavaciones mediante el uso de explosiones nucleares. Incluso se llegó a considerar su uso para ampliar el Canal de Panamá. El programa Plowshare se clausuró en 1975, por consideraciones sobre su impacto en el medio ambiente, la oposición de la opinión pública y el alto costo económico, así como las limitaciones impuestas por el Tratado de No Proliferación.
El experimento de excavación más grande se desarrolló en 1962 el sitio de pruebas de Nevada, del Departamento de Energía. Se desplazaron millones de toneladas de tierra, creando el cráter más grande del mundo hecho por el hombre.
En lo que respecta a la Unión Soviética, en Septiembre de 1966 cinco pozos de metano explotaron en Urta-Bulak, a unos 80 kilómetros de Bukhara en Uzbekistan. Todos los esfuerzos por apagar el incendio fracasaron, incluyendo el uso del “fracking”. Un explosivo nuclear de 20 kilotones especialmente diseñado fue introducido en una perforación realizada en las cercanías. La explosión controló el incendio y la fuga de gas en 23 segundos.
El uso de explosiones nucleares para apagar incendios en pozos fue reportado como altamente exitoso por las autoridades de la Unión Soviética .El programa soviético también fue abandonado, con posterioridad al estadounidense. En el 2010, cuando la catástrofe de la plataforma Deepwater Horizon se volvió a considerar una explosión atómica para acabar con el incendio.
El programa de la Unión Soviética fue mucho más amplio que el de Estados Unidos, y desató la imaginación de muchos sobre las posibilidades de alterar el medio ambiente, usarlo en minería, en la construcción de reservorios de agua, y muchas aplicaciones más.
Después de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima, los sueños de usos pacíficos de la energía nuclear deberían quedar reducidos a la medicina, ciertas aplicaciones de la ingeniería y poco más. Transformar violentamente la superficie terrestre trae consecuencias inesperadas. El problema de la radiactividad siempre minimizado, es una hipoteca para las generaciones futuras.
Esta columna contó con la valiosa colaboración prestada por mi hijo Julio.