Cuando Inés “N” y su marido, Javier “N”, vendieron su casa en el Estado de México y compraron en uno de los fraccionamientos de la Zona Plateada, en Pachuca, se consideraron exitosos: compraron aquí por poco más de la mitad de lo que vendieron allá y acrecentaron su ahorro para la vejez.

Hoy la pareja vive una triste realidad: lejos de haberse mudado a una “muy exclusiva zona residencial, de alta plusvalía y probada seguridad”, habitan en una colonia cuyo acceso principal está atestado de bares y “restaurantes”-bar, de oficinas gubernamentales con empleados que usan las aceras como estacionamiento, se venden tacos de canasta por doquier y después de las 18:00 horas “es mejor ni salir, porque por todos lados hay borrachos, pleitos y hasta balaceras y muertos”.

En solo unos años la zona habitacional más exclusiva de Pachuca perdió lo “nice”, lo “chic”, y ahora aparecen los anuncios de “Casa en Venta”, por quienes no quieren vivir en estas condiciones.

“Cuando llegamos, en las tardes Javier y yo salíamos a caminar a lo largo de la avenida, con nuestros perros, nos encontrábamos con otros vecinos, nos saludábamos, pero ahora, en las tardes, mejor ya ni salir, muchos borrachos y pleitos”, asegura Inés.

Cuando buscaban comprar, recuerda, los promotores les mostraron planos en donde habría panaderías “de calidad”, pequeños supermercados con productos “exclusivos”, charcuterías, farmacias, restaurantes y algunas tiendas de ropa de marca de prestigio. “Pero en la realidad se saturó de bares, de cantinas”.

Bares en donde a las bebidas alcohólicas se venden a tan bajos precios, a determinadas horas, “que en las noches y madrugadas salen los clientes totalmente alcoholizados”.

Se saturó también de oficinas gubernamentales que llegaron a ocupar edificios construidos exprofeso, pero con cajones de estacionamiento, apenas suficientes para los altos mandos, por lo que los empleados de menor jerarquía tienen que invadir aceras y estacionarse en doble fila.

Y con las oficinas de gobierno llegaron las marchas, las protestas. Ya tuvimos un plantón de la UNTA por varios días, con basura y orines por todos lados”.

Esto ha provocado que lejos de ganar la elevada plusvalía que se les ofreció, la Zona Plateada se abarate.

¿Pero qué autoridad permitió este desorden?”, se pregunta Inés mientras compra unos refrescos en una tienda Oxxo del lugar.

Un desorden que deberá evitarse en otras zonas residenciales vecinas a la Plateada, donde surgen los fraccionamientos de elevado nivel económica que, se considera, llegarán a ocupar los dueños y altos directivos de las grandes empresas que están llegando o se espera atraer a Hidalgo, y que reclaman exclusividad.

Son fraccionamientos, al fin, rodeados de colonias como El Tezontle, Nopancalco, La Loma, entre otras, escenario de hechos delictivos y de violencia; “vecinos indeseables” para quienes buscan exclusividad y están dispuestos a pagar por ella.

 

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