Hace 30 años en México, la expresión “ir a la plaza” tenía un significado completamente distinto al que tenemos hoy en día. Las plazas eran espacios públicos abiertos en los que se podía encontrar a personas sentadas leyendo un libro, platicando o paseando. Las plazas solían ser los centros de vida comunitaria. Ahora, el término “plaza”, se utiliza principalmente para nombrar un complejo comercial.

Los nuevos modelos de desarrollo comercial –plazas comerciales– en su afán de ofrecer mayor cantidad de productos y servicios en un solo lugar, dañan terriblemente a las ciudades porque no fomentan la vida en comunidad, son lugares en los que las personas pasan el día en afán de satisfacer necesidades de consumo creadas por modelos sociales adoptados de nuestros vecinos del norte. Estos espacios no fomentan la interacción. Están diseñados para maximizar las ventas y tener un flujo constante de personas. Son lugares que no generan ningún sentido de pertenencia en las personas.

Las grandes plazas comerciales llegar a ser muy perjudiciales para las comunidades debido a que los negocios locales difícilmente pueden competir con ellas. No fomentan el desarrollo económico de la zona, ya que el dinero generado en ellas no se queda en la comunidad y crean más problemas sociales de los que solucionan. Por ejemplo, el diseño de estas plazas es exclusivo, esto quiere decir que aíslan a su entorno inmediato con cercas o rejas que impiden el paso a las personas, limitando el acceso, esto repercute inmediatamente en la comunidad pues aumenta el tráfico vehicular, la circulación peatonal se vuelve más difícil, más peligrosa, ya que obliga a las personas a caminar por varios metros junto a rejas y sorteando automóviles que salen masivamente de los estacionamientos.

Este tipo de proyectos lamentablemente seguirán apareciendo cada vez más en nuestras ciudades porque el consumismo está en pleno desarrollo, mientras que lo verdaderamente necesario para nuestro país son espacios que incentiven la inversión y el comercio local, que generen crecimiento económico para la ciudad, el estado y nuestro país, fomentando la integración de la comunidad.

Estamos tan acostumbrados a ver este modelo repetirse por todo nuestro país que ya no cuestionamos si es lo correcto. Como ciudadanos debemos ser más críticos respecto a los espacios que se proyectan en nuestra ciudad y exigir que sean sostenibles social, económica y medioambientalmente. Es trabajo de los arquitectos diseñar espacios públicos que generen beneficio para todos, que sean inclusivos, accesibles y que inviten a ser disfrutados. Es prioridad del Tec de Monterrey preparar arquitectos con un gran compromiso ético y ciudadano para lograr que estos proyectos inclusivos y sostenibles se logren.

 

Arq. Manuel Félix Cárdenas

Director de Carrera de ARQ

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