Hace unos meses conversaba con un jardinero sobre la mejor estrategia para limpiar un terreno cubierto de esparto, una planta particularmente difícil de remover por el método tradicional de chapear con machete. Una opción que sugirió el trabajador fue utilizar el denominado “mata yerba”. En México se utiliza el “mata yerba” que fabrica la multinacional Bayer sin control alguno. Los nombres comerciales con los que se conoce el producto son lo de menos: se vende sin advertir al usuario sobre los enormes riesgos potenciales por la exposición al producto, ya sea inhalado, en contacto con la piel o bien por la ingesta de vegetales expuestos al mismo.
En su columna semanal en este mismo periódico, el Profesor Ruben Costiglia ha abordado este tema que preocupa por las enormes consecuencias en la salud pública. Como muchos países en América Latina, Argentina ha sufrido los nocivos efectos de la fumigación masiva de enormes áreas de su territorio con glifosato. Dicho herbicida es un compuesto de amplio espectro, desarrollado originalmente por la empresa Monsanto (la cual es actualmente filial de la multinacional Bayer). La empresa Monsanto también patentó un tipo de soya transgénica resistente al glifosato, por lo que puede ser fumigada con el herbicida sin daño al cultivo. El problema es que mucha de esa soya es luego utilizada para alimentar cerdos cuya carne es posteriormente destinada al consumo humano.
En este mismo año un ciudadano estadounidense que sufre un cáncer conocido como linfoma no Hodgkin (cáncer de los linfocitos) demandó y ganó un juicio a la empresa Monsanto, la cual produce el herbicida mencionado. Monsanto deberá pagar casi 290 millones de dólares a Dewayne Johnson, un trabajador que usó durante años el herbicida Roundup, para eliminar malezas en algunas escuelas en Estados Unidos, REF2.
Tratar de mostrar malas prácticas de una multinacional puede tener consecuencias desagradables para quien intente evidenciarlas. La historia de Erin Brockovich, convertida en una película que protagonizó Julia Roberts, muestran lo difícil que puede ser estar en contra de una empresa poderosa.
La Dra. Elena Álvarez-Buylla, próxima directora del Conacyt, se ha manifestado en contra del uso de algunos productos transgénicos. Esperemos que el estudio de los herbicidas y plaguicidas de uso agrícola sean revisados en su producción y que se sigan protocolos de investigación adecuados para su fabricación, así como los probables daños a la salud que puedan causar.
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