La niñez, es un grupo en la sociedad que merece especial atención, pues son ellos quienes representan el futuro de la nación, por ello resulta indispensable que, en esta etapa de la vida, se asegure el pleno goce y ejercicio de los derechos que les asisten, pues solo así afirmaremos que sean hombres y mujeres con las cualidades y fortalezas necesarias para asegurar una mejor sociedad.

Así niñas y niños indígenas, no son personas de otro mundo, son iguales a cualquier otro niño pero con diferentes condiciones de vida, con su propia lengua y costumbres; son herederos de las tierras de sus comunidades y custodios de los valores espirituales que de ella proviene, por lo tanto, cuentan con los mismos derechos y deben ser respetados por todos de igual manera.

Día a día cada cultura indígena es muy diversa y lucha por el cumplimiento de sus derechos. Pero quienes más necesitan promover sus derechos son sin duda los niños y niñas indígenas.

Según datos de la UNICEF las niñas, niños y adolescentes indígenas en México constituyen la población con mayores carencias y el menor grado de cumplimiento de sus derechos fundamentales. Los estados con mayor número de indígenas son los del sur y sureste del país, es decir, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Yucatán y Puebla, con un total de 7.3 millones.  La mayoría de las casi 25,000 comunidades indígenas suelen ubicarse en zonas de difícil acceso, lo cual repercute en la exclusión escolar y en el incumplimiento de otros derechos de los niños indígenas.

Como todos los niños del mundo, los pertenecientes a comunidades indígenas, son sujetos de derecho, así cabe mencionar los establecidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño como primer y único tratado internacional de derechos humanos que aborda explícitamente la situación de la niñez indígena. Si bien todas las disposiciones de la Convención se aplican a todos los niños de todo el mundo, en el artículo 30 se reconocen y abordan específicamente las realidades de la niñez indígena, afirmando dicha Convención que:

  • Niñas, niños y jóvenes deben vivir largas vidas, sin pobreza ni discriminación.
  • Niñas, niños y jóvenes deben recibir atención médica adecuada.
  • Se deben proporcionar viviendas adecuadas con servicios esenciales, como agua, saneamiento y carreteras apropiadas.
  • Deben ser enviados a la escuela y la universidad, si así lo deciden.
  • Se les debe proporcionar la plena protección de la ley.
  • Niñas, niños y jóvenes deben estar orgullosos de su identidad.

Además, la citada convención garantiza el derecho de los niños y niñas indígenas a preservar, aprender, disfrutar, practicar y desarrollar su propia identidad indígena. Los niños y niñas indígenas llevan en sí mismos una reserva de conocimientos únicos e irrepetibles que es su patrimonio especial y que puede beneficiarnos a todos y todas. Desde el Norte hasta el Sur la niñez indígena tiene mucho que enseñarle a nuestro mundo, valores como la solidaridad, respeto al medio ambiente, integridad y la capacidad de soñar que en este mundo se puede vivir en libertad, paz y disfrutar de la justicia y comprensión recíproca.

No obstante lo anterior, aún un número considerable de niñas, niños y jóvenes indígenas no disfrutan de esos derechos humanos básicos, siguen sufriendo enfermedades prevenibles y falta de atención médica adecuada, a menudo se les hace sentir avergonzados de su identidad, muchos no terminan la educación primaria y abandonan muy pronto la escuela, debido a múltiples factores: como la escasez de centros educativos, la falta de recursos de las familias, las barreras lingüísticas, el nivel de escolaridad de los padres, el aislamiento de las comunidades y el absentismo de los maestros y maestras, muchos dejan de ir a la escuela porque tienen que comenzar a trabajar a una edad muy joven.

Por ello promover el desarrollo y goce efectivo de los derechos que tiene las niñas y niños indígenas debe ser un compromiso de todos los sectores de la sociedad, siendo apremiante que todos trabajemos juntos para eliminar las conductas y formas de pensar que menosprecian y lastiman la dignidad de la niñez indígena y que violentan sus derechos humanos, pues solo así se puede asegurar su desarrollo integral.

 

Lic. C. Montserrat Vargas Ruiz

Visitadora Adjunta Regional de la CDHEH en Huejutla