Los temas de Valores, así como de Derechos Humanos, han sido abordado desde diversas perspectivas, pero en lo que coinciden es que los valores se podrían concebir como parte esencial de los segundos, pues no se puede hablar de que alguien viva respetando valores y quebrante derechos humanos, por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto u honesta; ser sincera en vez de ser falsa; es más valioso trabajar que robar; entonces, será cuando la práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad y, por ende, se vulnera un derecho humano.

En este tenor, es importante señalar que la vida en sociedad exige un comportamiento digno de todas y todos los que participan de ella; cada persona se convierte en un promotor o promotora de valores, por la manera en que vive y se conduce; por lo cual, los valores los consideramos como guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo; por ello, podemos puntualizar que los valores que fundamentan los Derechos Humanos son la justicia, la responsabilidad, el respeto, la equidad, la solidaridad, la libertad, entro otros.

Ahora bien, no hay que olvidar que los valores son producto de la evolución social, esto quiere decir que la construcción de valores sólo se da en la sociedad, respondiendo a sus necesidades y cumpliendo una determinada función social. De modo que los valores no son un fenómeno biológico sino social, de carácter histórico que surgió en el ser humano en determinadas condiciones, pues cada persona se subordina a determinados hábitos, tradiciones, costumbres y normas morales. Esto sucede porque las personas forman parte de una época y de determinada organización social, la misma que determina los principios y normas válidos en forma general.

Sin duda, los valores son la columna vertebral de una convivencia sana entre seres humanos, ahí comienza su relación con los derechos humanos, dado que una de las virtudes de tal construcción teórica es que los países a pesar de sus diferencias culturales, históricas, sociales, etc., han logrado ponerse de acuerdo en un mínimo de principios necesarios para garantizar a todos los seres humanos, sin distinción, ya que desde la vigencia de los derechos humanos se articulan los valores de la libertad, la justicia e igualdad, así como  la democracia, el pluralismo y el respeto a la diversidad, la tolerancia, la no discriminación, además de la solidaridad.

Por consiguiente, al abordar el tema de los valores asociados a los derechos humanos es importante recordar que son los primeros el fundamento de los segundos, de lo contrario estaríamos ante una concepción teórica fría y carente de utilidad práctica, pues es en la noción de dignidad, justicia, solidaridad, igualdad que se sustentan los derechos humanos y en la medida que éstos se cumplan se articulan los valores. En ese sentido, la práctica y defensa cotidiana de los derechos humanos en todos los ámbitos de la sociedad traerá consigo una sociedad más justa y solidaria en la cual se garantice la dignidad de todos y cada uno de nosotros y nosotras.

Entonces, si queremos ver un mundo diferente, una sociedad más equilibrada y un futuro más alentador, será el momento de detenernos a reflexionar ¿Qué son los valores para mí?, ¿Qué significan los demás para mí?; posteriormente, nuestro análisis debe trasladarse del «Yo» al «Tú», es decir, dejar de pensar solamente en nosotros y pensar también en los demás.

Recordemos que, en general, el concepto de los Derechos Humanos tal como se maneja hoy en día está basado fundamentalmente en tres principios que son la Dignidad, Igualdad y No discriminación, tal como se establece el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en lo referente a que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Por tanto, no cabe la posibilidad de vivir en un sistema democrático verdadero si no se construye la plena vigencia del conjunto de derechos que tenemos todas las personas sin ninguna discriminación y en condiciones de igualdad, pues una cultura de respeto por la otra persona nos permite pensar en una sociedad abierta, democrática, pluralista, participativa e incluyente, ya que no es posible construir una sociedad democrática sin valores  básicos e indispensables para la realización de los derechos humanos.