Los mercados financieros experimentan fluctuaciones muy frecuentes. Prever y cuantificar la dimensión de dichas fluctuaciones ha representado un reto desde los inicios del libre comercio. El índice de precios y cotizaciones (IPC) de México refleja el comportamiento de una gran cantidad de transacciones financieras en nuestro país. Nuestra economía, por otra parte, está fuertemente ligada a la de otros países y acaba de firmarse un tratado de comercio internacional el, T-MEC.

Desde 1995 en que se acuñó el término Econofísica, el número de físicos que investigan el comportamiento de los mercados financieros ha ido en aumento. La física es, probablemente, una de las ciencias de mayor aplicabilidad dentro de una vasta gama de sistemas. Por otra parte, los mercados financieros presentan características muy peculiares que los hacen difíciles de modelar.

Uno de los problemas más complejos, es el de detectar a tiempo, la aparición de un “crash” financiero. Estos fenómenos se presentan cada cierto tiempo y pueden poner en jaque el crecimiento económico de un país, si éste no está preparado para la “desaceleración” económica. Hay signos y casi diríamos, síntomas, que preceden a un crash. Algunos de ellos incluyen la variación abrupta de los precios de las acciones y el aumento de créditos de carácter especulativo.

Desde hace ya varios meses, se espera que se presente una desaceleración económica en muchas bolsas de todo el mundo. Un fenómeno de esta naturaleza traerá consigo la inminente caída del IPC. Eso es bien sabido, por lo cual el equipo del Presidente López Obrador deberá implementar una posición defensiva ante la incertidumbre que generará el crash. A diferencia de muchos fenómenos físicos, en donde es posible predecir el comportamiento del sistema, con base en datos, previos, el comportamiento del mercado financiero incluye muchas variables exógenas y endógenas difíciles de modelar. En muchos casos, esparcir rumores sin fundamento, como ya ha estudiado Richard Thaler (premio Nobel de economía en 2017) puede provocar que el comportamiento a “la baja” se mantenga durante más tiempo de lo deseado, trayendo consigo, un retraso en la recuperación económica.

Tenemos la responsabilidad como ciudadanos, de enterarnos de los vaivenes de la economía nacional y de exigir que el equipo de expertos trabaje de forma eficiente para evitar que la próxima crisis financiera nos encuentre desprevenidos. Es un tema que no puede soslayarse de ninguna manera.

 

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