A más de una semana de ocurrida la tragedia en Tlahuelilpan que ha cobrado la vida de 114 personas y mantiene a otras 33 personas hospitalizadas por graves quemaduras, consultamos a psicólogos para tratar de desentrañar qué pudo motivar a decenas personas a exponer su vida e integridad de esa manera, a pesar de saber el peligro que corrían y que finalmente se desencadenó esta tragedia.
Consultada sobre este suceso, la psicóloga Daniela Lozada, quien conoce el terreno, consideró que hay ciertas zonas en la región que son muy conflictivas, “hay colonias que son muy conflictivas, porque a esa toma clandestina no nada más fue gente de Tlahuelilpan, fue gente de sus alrededores, hay algunas personas muy conflictivas que siempre buscan sacar provecho de la situación”.
Estimó que hubo quienes solamente vieron su beneficio hacia sí mismos, sin pensar en todo lo demás que podría ocurrir.
También dijo que en esta tragedia la ignorancia tuvo un papel fundamental, pues opinó que solamente así se explica que fuera la causa de que actuaran de manera tan irracional, aunque también en varios casos la curiosidad se apoderó de algunas de las víctimas, y no midieron las consecuencias.
“La curiosidad de esa gente, pero sobretodo de otros de obtener algún beneficio, porque no pensaron solamente en obtener gasolina para su carro, no, ellos pensaban en comercializar, por eso traía sus bidones”.
“Como psicóloga, creo que gran parte de esta tragedia se debió al egoísmo, como lo tiene el ser humano, el egoísmo y el quererse apropiar de algo que no les correspondía. Se dejaron llevar por el egoísmo y la avaricia, y en buena parte por la falta de conocimiento, y eso a veces lo dudo, porque todos saben y conocemos esos letreros de ‘Aquí no excavar’, ‘Aquí no se puede construir’, porque pasan ductos de gasolina”.
Así que esa mezcla de egoísmo y desconocimiento pudo ser la combinación que motivo que la gente se arriesgara de forma imprudente, cosa que aún observa en algunas personas, como la mujer que exigió una indemnización tras la pérdida de uno de sus familiares, “todo para obtener ganancias, y quieren una indemnización cuando nadie los envío ahí, entonces ve cuánta avaricia y cuantas ganas de sobresalir a través de pisotear a otros. Eso yo lo veo como una forma de pensar muy egoísta del ciudadano, con mucha avaricia, buscando salir delante de la manera más fácil”.
Consultado sobre el tema, el maestro en psicología Daniel Lechuga consideró de igual forma que se dejaron llevar por la avaricia, en esa idea muy arraigada de ‘el que no transa no avanza’ y de abusar al tomar cosas que no son suyas, independientemente del riesgo que lleve una acción como la que emprendieron.
Pero otro ingrediente interesante que encontró fue el anonimato, “el anonimato, el que te da pensar que si fuera yo solo, no lo haría, pero cuando ya son 500 o 600 personas, y cuando la masa se transforma no importa, porque ya no es el individuo como tal, sino es el que ya somos todos”.
Así que con el anonimato que da el actuar en masa, detrás va el que se genere la impunidad, sumado, vaya la redundancia, a la impunidad que ya existe en el país, que ronda el 80 o 90 por ciento, lo cual hace que los delitos queden impunes y no exista una consecuencia o castigo a esos actos.
Y aunque la gente conociera que la gasolina es peligrosa, al actuar en masa le restó importancia, sin medir los riesgos de traer cierta ropa, celular o cigarrillos.
Interrogado sobre las personas que se hicieron acompañar de menores, sin dudarlo lo calificó como parte de una irresponsabilidad, “tú sabes que no lo debes hacer, pero aun así no te importa”.
“Vuelvo a lo mismo, el anonimato y que ya en masa no te van a juzgar, es igual parte de la mala educación en el país que te dicen: ‘no va a haber consecuencias, pues órale’”.
Así que fomentada esta conducta a través de los mensajes que se difundieron incitando a ir por gasolina gratis, fue la parte de que este acto hecho en masa no tuviera una responsabilidad civil o personal, con nombres y apellidos señalados.
“Es la falta de civilidad y de responsabilidad social, esto tiene que ver mucho con la educación, desde hace más de 20 años que quitaron la materia de civismo y esto que hicieron viene siendo robo a la nación y eso antes era muy castigado, y como ahora no existe una responsabilidad civil-social, pues tiene que ver con que no hay una consecuencia, aunque en este caso sí la hubo”.
“Yo me voy más a la educación civil, a la responsabilidad social y la responsabilidad como padre de familia, porque si sabes que es peligroso para tu hijo, pues no lo llevas o no lo hago, pero aunque sepan que es peligroso, los jalan y aunque sepan que está mal lo que hacen, se lo están inculcando a sus hijos, lo que no debería de ser”.
“Desafortunadamente tuvieron su culpa y su castigo”, lamentó.