Hace algunos años, cuando le diagnosticaron cáncer a la actriz norteamericana Sharon Stone, le hicieron una larga entrevista pensando que sería póstuma, venció a la enfermedad, ya no trabaja cómo antes, sus prioridades cambiaron. Una de las preguntas que le hicieron fue ¿que sentía al haber sido un símbolo sexual del cine? por su papel en “Bajos Instintos”, contestó que no era ningún referente, que ella seguía siendo la joven de Meadville, Pennsylvania, “fue la gente quién me trató de manera distinta, a partir de ése filme”, señaló.

La anécdota viene a colación por el fenómeno de Yalitza Aparicio. El caso es que cada vez que remonta más ésta joven indígena oaxaqueña, remueve los más bajos instintos de muchos hombres y mujeres de éste país; envidia, soberbia, discriminación, racismo, clasismo, entre otros.

Sin proponérselo, (no creo que así Alfonso Cuarón), la joven, ha hecho tambalear al mismísimo imperio Azcárraga-Salinas y a otros más,  dejado al descubierto la inutilidad de sus famosísimas escuelas de actuación , ésas que tanto se ponderan, pero de dónde difícilmente saldrá una o un candidato al Óscar. Por una simple y sencilla razón, a lo que se dedican es a mutilar el talento a promover la mediocridad.

De que hay talento en México, ¡lo hay por supuesto!, pero que se mantenga lo más alejado posible del Periférico y de Avenida Chapultepec.

Deseo sinceramente que a le vaya muy bien a “Roma”, pero que ésta obra de Cuarón, logre remover hasta las cimientes a los monopolios mediáticos, que impulse la eliminación de los estereotipos de género, raza, clase y etnia, repetidos hasta la náusea en el cine, la radio, y la televisión mexicana, necesitamos que cambien ya su narrativa.

Por otra parte, sí, hace algunos años que Hollywood viene respondiendo a las críticas que se le hacen y empujando una política de inclusión, premió a la primera mujer directora, a las primeras personas de raza negra,  a las musulmanas y pues, faltan las latinas.

Como dicen por ahí, sí la meca del cine norteamericano se quiere lavar la carita, otorgándole el Óscar a Yalitza, ¡que así sea! a mí me parece estupendo por ella.

Pero, observe bien, rompiendo sus propios estereotipos, la joven va contra un sistema hegemónico aldeano y primitivo como lo es el mexicano, no se lo va a perdonar y yo veo de bote pronto, varios escenarios de violencia que podría enfrentar.

Yalitza representa ya desde ahora, dinero para los medios de comunicación tradicionales, la podrían explotar sí no cuenta con una buena y honesta asesoría.

Sí piensa seguir actuando, tiene que elegir muy bien dónde y con quién, ojalá que no sea precisamente en las grandes cadenas de televisión porque son lugares muy hostiles, especialmente con las mujeres y seguro le harán saber de fea manera “que no pertenece ahí”, vamos el conocido backlash que se da en lo colectivo cuando las mujeres avanzamos.

Cuándo una mujer asciende, y de manera tan meteórica como lo está haciendo ella, se da un fenómeno de género, la mayoría de los hombres no perdonan y pueden ocurrir dos cosas, o se alejan, o ésa mujer se convierte en el principal objetivo a dominar y controlar, “porque serás muy actriz…pero aquí mando yo”, cuántos no sueñan ya con decírselo.

Yalitza no pidió ser la princesa de éste cuento, las circunstancias y el momento la pusieron en el lugar, deseo de verdad que siempre tenga cerca a personas que la quieran bien y que ella se quiera tan bien que nunca deje de ser la soberana de su vida.

 

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