Aún recuerdo aquella secuencia de «Cómo entrenar a tu dragón» (2010) en donde sus personajes principales, tal vez los más importantes de la casa animadora de Dreamworks, unieron lazos de amistad en este intento de poder entenderse entre ellos y sentir empatía uno por el otro, en esa laguna en donde el legendario dragón Furia Nocturna, es ayudado por este joven vikingo que busca enmendar el daño que le hizo.

Fue a partir de esta primera aventura, donde Hipo Abadejo Horrendo III demostró a Berk, aldea vikinga experta en matar dragones, a empatizar con ellos y convertirlos no solo en sus aliados sino en sus amigos aprendiendo a entrenarlos.

La saga basada en los libros infantiles de la autora británica Cressida Cowell llega a su fin con el estreno de su tercera y última parte, donde tras haberse convertido en el líder de la aldea después de la muerte de su padre, ahora Hippo y Chimuelo tendrán que enfrentar la amenaza más peligrosa que hayan visto.

Dirigida de nueva cuenta por Dean DeBlois, la tercera parte, con un universo establecido y bien construido, decide tomar un rumbo convencional para explorar la fortaleza de un lazo amistoso como el que tienen los personajes protagónicos, así como el crecimiento de ambos hacia un tema tan tradicional como el amor de pareja y la madurez emocional.

La animación aquí supera las expectativas con detalles bien definidos en todos los aspectos, desde la piel de los personajes hasta sus vestimentas y su entorno; claro ejemplo, las secuencias de vuelo, las cuales alcanzan nuevos niveles en esta última entrega y que le quitaran el aliento al espectador.

Asimismo, la música de John Powell, poderosa y guía en esta aventura sobresale en cada secuencia, ya sea de acción o contemplativa.

En esta ocasión, el villano no es parte relevante como en las cintas anteriores, sino que es solo un mero pretexto para ir construyendo el conflicto entre Hipo y Chimuelo, siendo tal vez lo más irrelevante de esta última aventura, pero no menos importante para la trama.

Otro factor que se queda corto es el desarrollo de sus personajes femeninos, donde mientras en las pasadas entregas Astrid y Valka tenían un desarrollo de importancia en los conflictos de Berk, ahora quedan de lado como meras espectadoras y con un apoyo algo subvalorado para el avance de la trama.

Pese a esta convencionalidad y algunos “peros” en comparación con sus dos partes previas, el cierre resulta satisfactorio por la empatía con sus personajes y la excelente animación que permite pasar por alto estos aspectos.

Es así que “Como entregar a tu dragón” resulta el final de la saga más redituable y consistente de Dreamworks, haciendo preguntarnos si la casa animadora tendrá un proyecto parecido a futuro que logre lo que esta serie de películas ha logrado.

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