Por alguna razón y según los testimonios recientes, en el estado de Hidalgo se consolidó el robo de combustible. En este sentido, valdría la pena preguntarse ¿En qué momento iniciaron estas actividades ilícitas? ¿Quiénes son los responsables de esta actividad? ¿Qué autoridades están coludidas con aquellos grupos delincuenciales?
Según los hechos recientes, el estado de Hidalgo es el oasis de los huachicoleros. La ausencia (o contubernio de las autoridades) permitió que esa actividad se reprodujera en una entidad marcada por la pobreza, desigualdad y carencia de oportunidades laborales.
Esto es, la falta de fuentes de empleo, el bajo nivel de desarrollo del estado y sus problemas añejos de expulsión de población y marginación generaron las condiciones necesarias para que fructificara aquí el robo de combustible ilegal.
Pero eso es una primera parte del problema. Porque la cuestión es que nos enteramos hace poco tiempo que existen municipios donde buena parte de la población se dedica a esta actividad. Por tanto, ¿las autoridades no sabían lo que ocurría en estos lugares?
En este sentido, cabe la responsabilidad de las autoridades municipales y estatales por dejar que pasara el tiempo sin atender este delito y hacer que a la postre tuviéramos en el estado grupos consolidados en este delito.
Hay que decirlo fuerte y claro, esta actividad debe tener la complicidad de trabajadores de PEMEX, pero también de las policías y funcionarios estatales y municipales que se enriquecieron al amparo de un bien que pertenece a todos los mexicano.
Llega a tal nivel el desfalco a la paraestatal que se calculan pérdidas de 3,000 millones de dólares al año. Los expertos aseguran que los delincuentes suelen perforar los ductos para desviar gasolina y diesel durante la noche en zonas rurales, luego la revenden a propietarios de estaciones de servicio, en las carreteras y en mercados al aire libre sin medidas de seguridad, poniendo en riesgo a muchas personas.
Según datos, el estado de Hidalgo es el líder nacional en perforaciones para el robo de combustible. Los ladrones, realizaron un récord de 2,121 tomas ilegales, o casi seis por día, según datos de Pemex, un aumento de más de seis veces en sólo dos años.
También hay que decir, que independientemente de las condiciones de pobreza y desigualdad en el territorio estatal, la ubicación de Hidalgo es clave para el robo de combustible. Situado al norte de la capital mexicana, es sede de la segunda refinería más grande de Pemex y aloja uno de sus ductos más importantes, que ayuda a abastecer el área metropolitana de la Ciudad de México.
Los precios de los combustibles también son un factor. A principios de 2017, el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto, subió los precios hasta en un 20% en un intento de terminar con los costosos subsidios, una medida que según muchas personas está impulsando el robo.
De tal manera que existen muchos factores que propician dicha actividad ilícita. Pero es imperativo que un negocio de estas magnitudes tenga vínculos con las autoridades locales. Ojalá que los gobiernos tengan los filtros suficientes para poder hacer una limpia de aquellos que se beneficiaron de esta actividad y, al igual que el gobierno federal, hagan su trabajo a nivel local y emprendan una cruzada contra estas actividades en los respectivos estados.
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